No pretendo molestaros

Al parecer, algunas personas se sienten ofendidas porque no las agrego a mi foro. No tengo, ni pertenezco a ninguno, simplemente escribo y lo publico en abierto, para que libremente pueda ser leído o comentado por las personas que lo deseen. Suelo comentar las páginas que me lo permiten y les parezca bien, de las personas que me añaden a su foro. Suele ser lo que siento al ver lo que han publicado, intentando dar una visión diferente, desde la que ha sido escrito. Lo que os agradezco.

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Yui Shin

jueves, 18 de febrero de 2016

CUANDO NO TIENES


          Ayer en la tertulia “El Cascabel” de 13tv., se volvía a entrar en el tema recurrente de que si Rajoy renunció a presentar su candidatura y Sánchez la ha presentado, si PSOE logra un pacto con Ciudadanos, el PP debería abstenerse y posteriormente votar a favor de que deroguen todo lo que ha hecho estos cuatro años, las leyes que decidan hacer ellos, cuanto se les ocurra: reforma constitucional, ley de Educación, nueva reforma laboral, todo ello por el bien de España y sus ciudadanos.
          Los tertulianos eran tres socialistas: José Cepeda de la ejecutiva del PSOE, Cristina Alberdi ex ministra, M. Pau Domínguez periodista pienso que de ideas socialistas, Graciano Palomo periodista pienso que de ninguno de los dos, Edurne Uriarte, catedrática y Francisco Maluenda director de periódico, de ideas cercanas al PP. Una de las preguntas recurrentes de los tertulianos de ideas cercanas al PSOE, fue: “Por qué Rajoy no presentó su candidatura al Rey”. No, no lo sé, nunca he hablado con Rajoy, no tengo el menor interés en hacerlo, no me gusta como dirigente y a pesar de ello si hay nuevas elecciones y se presentan los que hay, iré a votarle, a pesar de que no suelo ir a votar a ninguno, por su inutilidad.
          Recuerdo que en mi época de juventud, debido a mi economía, cuando salía con una amiga, desde el principio nunca tuve problemas en que pagase a medias, ella sola, o yo. Siempre dependió del dinero que teníamos cada uno y del sitio donde queríamos entrar. Me lo afeaba mi madre, algunos amigos y conocidos, porque en aquella época el que pagaba era el hombre. Si salías con una amiga, al llegar al cobrador solían pasar para que tú pagases, por lo que antes de llegar yo la decía que no tenía dinero o que si íbamos caminando o a otro sitio. Si ella lo tenía y deseaba pagar, nunca la dije que me diese el dinero para pagar yo, que era la costumbre, sino que si el dinero era de ella, que ella pagase. Esto hizo que algunas amigas no saliesen conmigo, que me llamasen tacaño los amigos, pero cuando no he tenido, no he tenido problemas en decir “no tengo”, dejando a los demás elegir lo que querían hacer.
          En caso de haber ido a un restaurante a comer con una amiga, y no tener dinero para pagar, lo natural en mí habría sido decirlo y no entrar.
          Si mi amiga deseaba tanto entrar y comer en ese lugar, podría entrar, explicar la situación al dueño, tratando de encontrar la manera de poder invitar a mi amiga sin dinero, esperando conseguir el postre. Si me decían desde el principio que: no había necesidad de fregar platos, que el día de la caridad era entre semana, que de ninguna manera me dejarían comer en ese lugar, le diría a mi amiga que no podíamos comer, aún a sabiendas de que estaba perdiéndome el postre.
          Si le hubiese dado a probar a mis amigos, a la muchacha que me acompañaba (Municipales y Autonómicas). Si lo único que me interesaba era conseguir el “postre”, por la información de los amigos, sabía de lo adictiva que era y lo que me podía dar. Si hubiera estado dispuesto a cedérsela un rato o compartirla al dueño del restaurante, o al camarero, si hubiese estado dispuesto a prostituirme hasta donde fuese necesario, por el “postre”, probablemente habría entrado con total tranquilidad con mi acompañante, pedido la carta, comido, tomado una copa y un cigarro, café, y posteriormente decir que no tenía dinero.
          Que me pidiesen lo que quisiesen mío o de mi amiga, que estaba dispuesto a darlo sin ser mío, por conseguir el "postre".
          Pero esa amiga llamada Patria, España, Hogar de todos sus Hijos, no es alguien a quien podamos en un arrebato de deseo de poder, invitar a un sitio sin tener nada que ofrecer, intentando pagar con sus favores, estando dispuesto a prostituirla o prostituirme, por conseguir el “postre”, del poder sobre ella.
          A veces, decir que no tienes dinero, es una muestra de dignidad, aunque para algunos parezca una renuncia. Mientras que la osadía de entrar y pedir, sabiendo que estás dispuesto a prostituir lo que sea por conseguirla, no a ella, sino una mierda de poder, que no sabes usar, es no tener dignidad.
          A veces no se renuncia por falta de amor o deseo, sino por decencia, dignidad y amor. No sé por qué lo hacen los demás, pero sé por lo que yo lo haría. Hubo amigos a los que renuncié, por invitar solamente por el postre, sin llegar a prostituirse o hacerlo con la que decían amar.


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