Escuchaba
esta mañana en la radio, que J.J. Abrams hizo comentarios relacionados, con
que en las próximas entregas de la saga de la “La Guerra de las Galaxias”, se
introducirían personajes homosexuales. Esto lo haría más acorde y reflejaría,
mejor a las clases sociales de la actualidad.
Pero no es
esta circunstancia la que me llama la atención, Alejandro Magno, iba a la
guerra y amaba por igual a su amigo y compañero Hefestión o a su eunuco Bagoas,
o a otros hombres, que a sus esposas y concubinas. Los grandes filósofos
griegos mantenían relaciones con sus discípulos, incluso peleaban entre sí,
para conseguir a los más hermosos, sin por ello dejar sus relaciones maritales
y con otras mujeres. En la antigüedad, muchas de las mujeres dedicadas al
placer o de la nobleza, mantenían relaciones con sus esclavas, amigas e incluso
recurrían a las profesionales, para aprender a dar y recibir placer.
Lo que me ha
llamado la atención, es la falta de fe y confianza, en que nos habremos
acercado a la humanización en unos siglos. Alcanzaremos gran desarrollo tecnológico,
podremos viajar a otras galaxias, y es lo único que habrá cambiado, seguiremos
con las guerras y sumidos en la ignorancia, que impide nuestra humanización.
El amor, es
lo que nos une, lo que nos hace olvidar nuestra separación. La homosexualidad,
está no solamente en el hombre, también se observa en algunos animales,
generalmente los que en su evolución se acercan a la del hombre. Es la energía
creativa la que se manifiesta en esa energía sexual, está, lo que podríamos
llamar la manifestación de la creatividad.
Pero solamente
la creatividad del “ego”, en la sexualidad no se manifiesta la creatividad de
la Humanidad desarrollada. Es en el orgasmo, donde por un momento se olvida el
yo y la separación, incluso la noción de existencia, cuando podemos vivir la noción
de lo que debe ser la Humanidad.
Nosotros vivimos
el amor hacia algo, necesitamos un objeto al que amar. Necesitamos la noción
del sujeto para saber que amamos. Vemos, necesitamos sentir y vivir la
manifestación, la creación del placer, para sentir el amor. Hemos llegado al
punto, donde identificamos el sexo con la Creación del Amor, al llamar al coito
“hacer el amor”.
Si miramos la
manifestación de la Vida, al principio es la división celular, donde la
reproducción es asexual, posteriormente y debido a la complejidad de los
organismos, se va diferenciando la forma en la que una individualidad puede
reproducirse, entregándose a si misma, creando la dualidad en sí misma. Es entonces
cuando comienza a separarse la dualidad, creándose los dos sexos de la
dualidad, en la que es necesario de dos individualidades para crear un ser
nuevo. Pero no es el único método, puede haber sexos mutantes, o bisexuales, en
los que puede crear cada uno un nuevo ser, pero la información es portada la
mitad por cada una de las
individualidades o mitad de un todo.
La Vida para
seguir manifestándose, transmite un conocimiento adquirido desde el principio,
no de la manifestación, sino de la propia Vida. De igual manera, que una cría
comienza a respirar en cuanto se le corta el cordón umbilical, buscando los
pezones de la madre en los mamíferos, o la forma de alimentarse en cualquier
especie, la Vida dota a todas sus manifestaciones del “Celo”, que las lleva a
saber cómo y cuándo pueden y deben reproducirse y buscar la forma de crear nuevas
manifestaciones de su especie.
Este “celo”,
es en realidad, lo que podríamos llamar el matrimonio de la Iglesia, el que el hombre
siente como auténtica muestra de amor, el emparejamiento exclusivo para “Crear”,
sin la búsqueda del placer. Es la búsqueda de este placer lo que nos lleva a olvidar
el verdadero mensaje, pues el placer solamente puede ser buscado desde el ego,
incluso en la entrega, no podemos evitarlo.
Hemos escrito
de la sexualidad de los Ángeles, de los Espíritus, de su asexualidad, de su
carencia de sexo, de si serán hermafroditas, bisexuales, que el amor está en
amar a los demás sin mirar su apariencia o sexo, incluso la especie. Hemos vivido
épocas, en las que el uso sexual de los animales estaba bastante extendido, en
nuestros días hay quien prefiere a su mascota que una pareja de su propio sexo.
Hemos olvidado
que la Creación es la expansión de sí mismo, el Big-Bang, la Mitosis, la
carencia de ego, donde la Creatividad se realiza desde el Amor de la entrega
absoluta, en la que lo Nuevo no es una separación de nada, sino la continuidad
ininterrumpida del Todo. Donde lo creado no tiene Creador, donde el Creador no
sabe de Creación. Donde lo que no hay es sexo, porque no hay separación.
En un primer
estadio, donde el único objetivo es la Creatividad, donde el ego aún no se
manifiesta en todo su esplendor, el sexo, no se realiza por placer, sino como
medio de que la Vida se manifieste y sea expresada por nuevas formas.
El sexo no es
la creación de amor o hacerlo, sino manifestación de la Creatividad, por la
cual ha nacido el Universo, desde el Amor. En este sentido el Amor es el que se
manifiesta y debe de realizar el acto sexual, con el único propósito de Crear.
En él no hay
homosexualidad, que impide la creación y es por el placer. Pero tampoco existe
la diferenciación de sexos, sino la unión de dos almas en una entidad creativa.
Este es el camino que lleva a la humanización, al menos es mi opinión.
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