A veces para
comprender un movimiento, simplemente debemos mirar cómo nos movemos. Si queremos
salir de un agujero hacia arriba, realizamos un esfuerzo o una fuerza hacia
abajo, teniendo un apoyo.
Al caminar hacia
delante, los pies apoyados en el suelo empujan hacia atrás. El objeto que se
mueve realiza un esfuerzo, en sentido contrario.
Cuando no
tenemos un objeto sólido para realizar el apoyo, se realiza un movimiento en
sentido contrario, por medio de algo que se desprende del objeto en movimiento.
Los cohetes lanzan en sentido contrario una energía, que reaccionando con el aíre
o dentro del vacío para continuar una inercia impulsan el movimiento.
Siempre es la
simpleza del Yin y el Yang, la Infinitud de la Vida en cualquier tipo de
manifestación con su dualidad, lo que aporta explicaciones, que podemos hacer
tan complejas como queramos.
La complejidad
no depende de que la Naturaleza o la Vida sean complicadas, sino que no hay
explicación posible para saber lo que algo es en Realidad. Podemos acercar la
explicación, tratando de saber lo que es el ahora de algo, dentro del tiempo. Sabiendo que en el menor espacio de tiempo que podamos imaginar, los “ahora”, siempre son
infinitos, la explicación de lo que algo es, o el por qué es, se hacen
imposible.
Todo tiene su
opuesto, la fuerza centrífuga del movimiento del Universo se apoya en la centrípeta,
la energía que permite el movimiento expansivo del Universo, se apoya en la
energía que trata de alcanzar su concentración, es en el equilibrio de ambas,
lo que hace que el movimiento se realice en una u otra dirección. Pero son
imprescindibles ambas energías. Existiendo siempre entre ambas el momento de equilibrio, que no es expansivo, ni contractivo.
Si medimos un
tipo de energía o podemos ver su manifestación, entre todos los espacios que
hay en su manifestación, creemos que lo que hay es la Nada, el Vacío, pero ese
Vacío sigue lleno de Energía de Vida.
La Vida no
tiene manifestación en la Realidad del Budismo, lo que no quiere decir que no
exista un Universo, sino que solamente hay Vida que no es percibida por ser
Absoluta. Esta manifestación no observa individualidades, por lo que no hay
espacios en los que se alojen otras individualidades.
Al observar
los átomos, los sistemas planetarios, las constelaciones, los neutrinos, los
neutrones o cualquier manifestación en la dualidad, vemos grandes espacios vacíos, donde flota la individualidad o las individualidades componentes de lo que
contemplamos. Pero esos espacios están totalmente cubiertos de Vida, la que nosotros
estudiamos como energías diferentes en la manifestación que percibimos, y que es
Vida Indiferenciada.
Lo que podemos
encontrar es simple Infinitud: en formas, aspectos, tipos energéticos, pero lo
que no podemos encontrar, es la Realidad de lo que se manifiesta en lo que
observamos o intuimos que es la Vida. En Ella al no existir dualidad no es
perceptible o puede haber algo que no lo sea. Todo lo que percibimos o
intuimos, es infinito, las explicaciones y las ciencias que demuestren que es
lo que pensamos, se ampliarán al infinito, pero no podremos saber lo que es la
Vida, lo que es el Universo, hasta dónde puede moverse, cuál y cómo será el
final de esta manifestación para comenzar la manifestación de la nueva.
Creemos que
hay una materia negra, una antimateria, en oriente hace miles de años, lo
llamaron Yin y Yang. A cómo se manifiesta la Vida, lo llamaron el equilibrio
entre el Yin y el Yang, pero lo que somos, lo que Es, se llamó lo Desconocido o
Vacío.
A lo que se
manifiesta, a las energías, el Mundo de las Cien Mil Formas, o de las Infinitas Manifestaciones.
Todo es Buda, solamente existe
la Vida, Todo siendo Absoluto, se manifiesta como Vacío.
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