Hay cosas, que ni el pueblo ni los políticos
hemos aclarado en nuestras relaciones, por lo que el pueblo pide cosas que son
de su responsabilidad y los políticos toman decisiones de “amo y dueño del
pueblo”.
El pueblo es soberano.
Los políticos administran y organizan
los esfuerzos del pueblo para conseguir lo que se necesita.
No importa cuantos votos tenga un
partido, ni tan siquiera sus votantes están de acuerdo con todo lo que
proponen.
Que me suban a mí la pensión, me den
un gran trabajo, cuando el pueblo no está en condiciones o hay muchas
necesidades, es amiguismo o pastoreo, no una buena decisión.
Que permita que el gobierno me diga lo
que tengo que hacer, cuál es mi libertad o cómo tengo que vivir o pensar, no es
ejercer la responsabilidad como pueblo.
Salir a protestar por lo mío es
natural, olvidar las necesidades de los demás y si es oportuna mi reclamación,
aparte de egoísmo, no es propio de un pueblo.
Que en decisiones que afectan a todo
un país, solamente se mire la ideología, que más o menos es lo que le parece al
mandamás de turno, es una dictadura.
Que los políticos estén en posesión de
la verdad, en cuanto: qué es lo mejor para los “borregos”, incluso, cuando cada
uno piensa diferente, es que no se ha leído cuál es su función de estar al
servicio del pueblo.
El pueblo no se divide, sigue siendo
uno, a pesar de sus ideas, su voto, su filiación o sexo. Por ello el bienestar
no es para los amigos, los grupos de presión, los que tienen trabajos clave:
limpieza, transporte, control, …, usar la posición o la necesidad de los demás
aparte de egoísmo, es abuso ejercido hacia los demás que nos dan el sueldo.
El respeto, no es solamente del pueblo
hacia los políticos y de los políticos hacia el pueblo, sino también entre cada
grupo y cada individuo.
Ser pueblo no es lo fácil, votar a uno
y que te organice la vida, eso es para los rebaños. Ser pueblo significa que
nos movemos juntos y que el bienestar de uno depende del bienestar de los demás,
que cuando uno está mal el pueblo está mal, pedir cuando no se ha creado o no
hay, es malo para todos, aparte de la destrucción del espíritu de Pueblo.
Ser gobernante o político, no es
gobernar, sino organizar las actividades, las funciones y lo que el pueblo
genera, ayudar al pueblo en sus inquietudes, tanto espirituales como
materiales, no es el conocimiento y la ideología que se impone por buena que
sea, lo importante, sino la Sabiduría con la que el pueblo vive, lo que hará un
Gran Pueblo, un pueblo o un rebaño.
Imponer las decisiones del gobierno,
embrutece y divide al pueblo, de donde nace la violencia y el odio. Gobernar,
es pasar desapercibido para que el pueblo ejerza su responsabilidad, no es
tomar la responsabilidad del pueblo creando el rebaño.
Cada día están los mítines, para decir
cómo van a manejar el rebaño, lo que van a hacer y lo que nos van a dar u
ofrecen.
Es el pueblo el que nombra personas
con varias opiniones, para que puedan preguntarle al pueblo cual de ellas
queremos probar tras debatirlas. No es que crean que por tener mayoría saben lo
que el pueblo desea. Menos aún, es que una minoría por ser necesaria, piense que
ella debe de tomar las decisiones.
Es el pueblo el que debe decidir, no
se puede preguntar todo, pero sí las cosas que afectan a todos.
Por ejemplo: cuando el país y muchas
familias lo están pasando mal, que un colectivo por su necesidad e importancia
para el resto, arreado por sus sindicatos, use al resto del pueblo como rehenes
para conseguir sus reivindicaciones y prebendas.
Es, cuando hay que preguntar,
informando al resto del pueblo de las condiciones de su trabajo y lo que
realmente piden y consiguen, para estar satisfechos. Para que el pueblo sepa,
de la generosidad y ayuda que reciben de los trabajadores y sindicalistas
estratégicos.
En general, pienso que hemos olvidado
lo que cualquier humano haría, independientemente de la situación y la
responsabilidad que tenga. Actuando como actuamos, el resultado es lo que hay.
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