Busqué el amor, con tanta intensidad, con
tanto esfuerzo, dedicando cuanto he sido en el empeño, que no pude encontrar
nada a lo que amar.
Busqué a Dios, en cuantos caminos recorrí,
en cuantas religiones conocí, en cuantas felicidades me crucé, y Dios no pudo
encontrarme a mí.
Me busqué, sin poder hallarme. Fui buscador,
viviendo en el miedo de encontrar y desaparecer.
Un día hallé, el buscador murió. Viendo lo
que había hallado, me sentí perdido.
Finalmente me había hallado, había
encontrado lo que era, había llegado a ser Uno con mi Ser.
La tristeza me invadió, pensando en el
pobre infeliz, que veía nuestra felicidad al unirnos.
Un día Buda quiso ver su Creación, pero no
pudo encontrar a Buda.
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