No pretendo molestaros

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Yui Shin

viernes, 21 de octubre de 2016

EN LA INMENSIDAD DE LA NADA


Publicaba ayer Lucía, un proverbio Zen: "El Sabio es el que Oye lo que no tiene sonido y Ve lo que no tiene forma".
Pero lo verdaderamente importante es entender este: “No tener sonido”, “No tener forma”. El Sabio ve mucho mejor que nosotros lo que somos o lo que es, porque no significa que no escuche los sonidos, sino que puede escucharlos y percibir su Naturaleza, cuando ve la forma, ve el Vacío sin forma que es su Naturaleza. El Sabio no depende del conocimiento, sino de su aceptación de lo que Es.
Este escrito fue publicado el 4-X-13, tratando de explicar el Vacío como yo lo veo.

          Los científicos tratan de encontrar la naturaleza de la vida y los teólogos la de dios, cada uno lo hace a su manera, sobre todo para demostrar la verdad de sus apreciaciones y teorías.
          En la antigüedad muchas civilizaciones y sus filosofías llegaron a la conclusión que el origen de todo era el vacío, la nada y que de ella surgió todo lo que existe. 
          En el Sutra budista “Hannya Shingyo”, Avalokitesvara en su meditación profunda realizó el vacío de la materia y los cinco “skandas”. Que la realidad última de todo es el Vacío, que la felicidad está en la indiscriminación a la que nos lleva esta realización.
          Este VACÍO de  infinita Aceptación y Entrega es lo que podríamos realmente llamar: Amor o Dios.
          Este Vacío que nos atemoriza, es el que necesitamos en cualquier actividad de la vida para realizar algo. La naturaleza del techo está en el vacío de la habitación, que permite que cuando penetramos en este vacío, podamos tener algo por encima, a lo que llamamos techo. Este mismo techo sería imposible en una habitación sin vacío (maciza), incluso haría imposible la habitación. Si la vida no tuviese vacío, ¿Dónde podríamos situarnos?, todo, ocupa un espacio que no está ocupado por nada más y Todo existe en el Vacío que es la Vida.
          El principio de manifestación de este VACÍO, lo encuentro explicado, en la pregunta que realizó Mokurai, un Maestro zen a su discípulo, ¿“Cuál es el sonido de una mano al aplaudir”? Podríamos decir, que el sonido de esta única y sola mano existente (el VACÍO), es todo el Universo, incluidos todos los universos que pudiera haber en Él.
          Cuando Joshu  un Maestro zen, le dice al discípulo, que el perro no tiene naturaleza de Bhudha, está contradiciendo al mismo Bhudha y a él mismo, que en otras ocasiones había dicho que sí.
          La naturaleza de la Vida, el sonido de la Mano Única, es la Unidad infinita, debido a que todo lo que está en ella es aceptado de una manera absoluta, la entrega que cada cosa recibe de la Vida, es también absoluta, en cada pequeña parte del universo está la Vida en su totalidad, esto es lo que permite que una sola bacteria pueda poblar la tierra, el universo. Esto hace imposible que algo pueda ser poseído o pueda poseer algo. El perro no es solamente la misma naturaleza del Bhudha, Es, el Bhudha. ¿Cómo puede poseer o dejar de poseer su naturaleza propia?
          Dios en Su entrega y aceptación absoluta, entrega a Su hijo, el Universo, el legado del Libre Albedrío y con ello la responsabilidad y libertad de crear su propia forma en Él. En Su aceptación y entrega indiscriminada, el Universo y cuanto lo componemos, tenemos la libertad de crearnos a nosotros mismos y la responsabilidad de lo que podamos haber creado, esto es, nosotros y nuestras vidas. Cualquier cosa que creemos, será integrada en el Vacío sin ser discriminada.
          Las religiones han expresado de muchas maneras a lo largo de nuestro tiempo, este devenir del VACÍO en Vacío y Universo, cada persona ha expresado de la forma que ha podido, una experiencia propia acerca de si mismo y de la vida, esto ha dado origen a tantas religiones que creemos diferentes y que en el fondo hablan de lo mismo.
          Un origen atemporal, algo que acoge y donde cabe todo, amor infinito, aceptación y entrega y que con el tiempo, al ser explicado y realmente entendido, nos llenará de fe, seguridad y conocimiento, nos imbuirá con la verdad, ofreciéndonos el camino único a la salvación.
          Este, ser la verdad y estar llenos de algo, es lo que nos impide aceptar o recibir la verdad, la realidad, el regalo de ser Vida.
Es la Ley Universal “Nada puede poseer o ser poseído, todo tiene el libre albedrío, todo y cada individualidad Es la Naturaleza de Dios, el Vacío”
          En la existencia tenemos la responsabilidad de lo que creamos, en la no existencia la responsabilidad de crear nuestra inexistencia y en ambas, ser y aceptar su realidad, ambas, existencia e inexistencia son VACÍO.
          Nos atemoriza este concepto de ser vacío, quizás porque nuestra idea de vacío es la de ausencia de todo, incluso de vida. Nunca lo vemos como un Vacío que acepta y se entrega a todo, el cual en su infinito amor siendo Nada, no modifica a lo que se entrega o acepta.
          Es en este vacío, en el que vuelan los aviones, en Él flotan las constelaciones y los universos. No siendo capaces de vivirlo así, nos aferramos a la rama de la materia y colgando del precipicio, somos preguntados a cada instante por la verdadera naturaleza del Bhudha. Nuestro miedo nos impide ser libres soltando la rama, ¿Cómo podríamos caer al vacío del precipicio, cuando nuestra realidad es ser Vacío?
          En la mente vacía cabe todo conocimiento nuevo, en la habitación vacía podemos poner los muebles y cosas que deseemos, en el vacío universal flotan todos los mundos, en el Alma Vacía no puede crecer el odio, la avaricia, la envidia y sobre todo el peor de los pecados, la indiferencia. El Alma Vacía es unitaria, todo lo que acoge se transforma en unidad, ya sea Todo o la más pequeña de las partículas, su unidad es siempre absoluta. Es la tierra donde nunca nace la infelicidad.


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