Hermann Hess, ve la Iluminación de
Siddharta, en la comprensión del río, en el que año tras año, día a día,
cruzaba a los viajeros con una barca.
Podemos leer muchas frases relativas al
fluir en general o el fluir del agua, como una manera, un camino de encontrar la
forma de vivir sin percibir la forma.
Hay muchos libros que explican el
significado, lo que debemos hacer para aprender a fluir. Mirando la naturaleza
que percibimos, en las diferentes formas de manifestarse el agua y su comportamiento.
Todos vemos cómo fluye el agua: En los
manantiales, en los arroyuelos, en los ríos, en los océanos. Cuando su
naturaleza de agua es obvia.
Cuesta más trabajo verla fluir en los
glaciares, al observar el fluir del hielo. Su fluir como placa tectónica,
flotando en el magma. Como meteorito o planeta, fluyendo en el Universo. Flotando
ingrávida como nube, o humedad en el viento.
No la vemos fluir en nosotros como sangre,
como savia, como humedad en los minerales.
Donde su movimiento o naturaleza, no es tan obvio, tan acuosa.
No solamente acepta tomar la forma de los recipientes, transportar
a lo que necesita movimiento o rodear a lo que permanece quieto. Transporta el
alimento que nutre a la vida, está siempre tocando la montaña y el mar sin
necesidad de moverse, nunca permanece quieta como río, como nube, como hielo. Fluye
en su movimiento y en su quietud, abriendo nuevos caminos.
Pero hay un fluir, que es exactamente igual que el de Buda.
No importa su apariencia o manifestación, no importa si existe o
no, no importa el movimiento o la forma, su fluir primordial, el importante, el
Eterno es: Siendo Agua.
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