No pretendo molestaros

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Yui Shin

domingo, 20 de noviembre de 2016

NAMASTE


          Es un saludo en sánscrito, en occidente se usa en el budismo y las disciplinas procedentes de India principalmente.
          No difiere demasiado en significado de la mayoría de los saludos tradicionales, la mayor diferencia es, que este al no entender sánscrito, nos explican su significado, para que sepamos lo que decimos al saludar. Es simplemente el significado de la letra, al pronunciar cualquier saludo, el entendimiento está en el corazón.
          En nuestros días, un simple: “Hola, adios, “paása”, o prácticamente cualquier sonido”, sirven para decirle a los demás que los hemos visto o que los vamos a dejar de ver, sin más pensamientos detrás.
          Hemos olvidado, que en el saludo está el principio y final de un encuentro. El comienzo está creando cómo será el final, cómo será el desarrollo y lo que nos aporte el encuentro.
          Los romanos sujetaban firmemente el antebrazo de la otra persona, en confianza y convencimiento de que había paz entre ambos, al no poder blandir las espadas. Algunos aprendieron a usar la daga con la mano izquierda, apuñalando por la espalda o aprovechando el descuido, lo que le dio la mala fama a dicha mano, llamándola siniestra.
          Se transformó en tiempos de paz, en un apretón de manos, también con la derecha, la mano de la espada, la de la energía masculina, que sellaba en un apretón el compromiso, la convivencia en los valores, la confianza del uno en el otro. Las mujeres por otro lado la daban flácida, dúctil, amoldable, como la energía femenina. Mostrando, la dedicación de dicha energía a mantener la Vida, adaptándose a los cambios.
          Las palabras también eran diferentes, he oído muchas veces, a mi abuelo saludando en el pueblo a las gentes que pasaban o con las que se encontraba: “A la paz de Dios, vaya usted con Dios, vaya usted en paz, que la paz sea con usted, que tenga usted muy buenos días, me alegro de verle, …”. Simple, sencillo, te quitabas el sombrero, te llevabas la mano a la frente o la sien y una leve inclinación.
          Vaya usted, con Todo, tenga la paz de Ser Todo, está en el Dios que yo soy, estoy en el Dios que usted es y por tanto en Paz. Venimos en la Paz, vayámonos en Paz. Descubriéndonos la mente, para que quedase visible, nuestras buenas intenciones. Inclinándonos en señal de respeto al Todo que habita en ambos, levantando nuestra mano enviando todos nuestros pensamientos, a la convivencia entre todos.
          Pero necesitamos la explicación de lo que decimos, necesitamos que nos digan el compromiso de nuestro saludar, en una época en la que la democracia y la igualdad, nos han hecho olvidar los valores, la dignidad y el respeto, que debemos a los demás, no por ser quienes son, sino por lo que son: “Una parte de mí”.
          La inclinación y el respeto a los reyes y a los nobles, no era por su cargo, al menos, no debería ser por ello, sino por su responsabilidad para con la sociedad. Por ser los responsables del bienestar, el conocimiento y la dignidad del pueblo. No son solamente ellos los que han olvidado por qué se merecen el respeto, también lo hemos olvidado el pueblo, al no ejecutar nuestra responsabilidad, al no ver, que somos los responsables de ayudar a que la convivencia sea así.
          Namaste, es una palabra derivada de la raíz sánscrita: “namas”, reverenciar, adorar, y “te”, tú, a ti.
          En japonés se canta a diario, “Refugio en los tres tesoros”, que comienza no solamente en este canto, sino en bastantes sutras: “Namu Kie”, el Namu es el Namas de namaste, y kie podríamos decir que es un refuerzo, con algunas connotaciones parecidas a namu. Su traducción es buscar refugio, entregarse, el ser uno con.
          Probablemente el significado de namaste pudiera ser: “Venero, respeto, saludo, al ser que hay en ti”. Pero hay o pienso que hay, más que eso, es el reconocer una única manifestación, respetando y reverenciando al yo que hay en la otra persona, sabiendo que la otra persona es un mismo yo.
          Para ello se juntan las manos a la altura del corazón, se inclina la cabeza levemente o a veces se postra uno totalmente. Las manos con las que se construye o destruye, dos de las salidas y entradas principales de nuestra energía, las energías Yin y Yang, los opuestos, la dualidad unidas en saludo, en Gassho, con la energía de máxima unión la del corazón, la del amor, la que no puede percibir la separación.
          No es diferente al saludo que realizamos cada día, lo único que al sernos explicado, nos mostramos más conscientes de lo que decimos, pero no conseguimos unir o entregarnos en el saludo, tratando de sentir lo que nos han dicho que hacemos.
          Muchas de estas cosas simples, nos fueron enseñadas, unas veces por necesidad de protegernos en tiempos de guerra, pero principalmente es para que no viendo extraño a nada de lo que nos rodea, seamos capaces de convivir en paz y armonía con todo, con el convencimiento de que no hay nada que nos sea ajeno, que no sea lo que somos, incluso nosotros mismos.
          Es lo que debería haber en un simple saludo.


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