El otro día,
hablaba casi tres horas por teléfono con un amigo, simplemente era una llamada
para felicitarnos las fiestas, pero como cada vez que hablamos, que ahora suele
ser una vez al año, del: ¡hola como estás!, pasamos a las argumentaciones
acerca de la Vida, la Sociedad, Dios.
Es la
persona que al poco de conocerla, debido a las argumentaciones que tenía de lo
que hablaba, me dejó los primeros libros acerca de Budismo, yoga, y otras
filosofías y teosofías. Blabatsky, Krishnamurti, cercano a la treintena, para mí
fue como encontrar algo que me era familiar, siendo todo nuevo. Había leído
Siddharta de Hess y supe entonces que era acerca de la vida de Buda, fue como
encajar piezas en un rompecabezas inacabado.
Desde el
primer día, nada más leer o que me comentase algo, lo primero ha sido
siempre la argumentación, el ver lo diferente de lo que yo veía con lo que él
veía y conocía, lo mío siendo siempre como una sensación. Días y días de
argumentaciones, acerca de lo que él estaba explicándome. Fue con este amigo
con el que salí de España hacia India, llegando juntos hasta Nueva Zelanda,
donde él siguió viaje y yo permanecí casi un año viajando solo o con alguna
amiga. A la vuelta a Australia coincidimos unos meses, continuando solo el
viaje, por: Nueva Guinea, Filipinas, China, Corea, quedándome finalmente en Japón
donde prácticamente pasé la estancia en Templos.
Toda mi
vida he aprendido desde la argumentación, puesto que no me ha servido, aprender
lo que los demás han tratado de enseñarme, sino lo que yo he podido entender,
lo que de alguna manera puedo manejar en cualquier dirección.
Fue por
primera vez, cuando argumentando con mi Maestro, no pude decir lo que estaba
pensando y tratando de decir, era la voz la que decía cosas que no sabía por qué
las estaba diciendo, ahora muchas veces no se lo que escribo hasta que no lo
leo, es simplemente una línea de pensamiento, explicando una sensación de lo
que me dicen o leo, pero pocas veces siento que tengo que pensar.
De todas
las personas que conozco y entre todos mis amigos, ha habido algunos con los
que he podido argumentar, ha habido algunos con los que lo he hecho con cierta
frecuencia pero es con dos de estas personas, con las que más he aprendido, la
principal es este amigo, que hizo la siembra de la semilla con sus libros,
argumentando conmigo durante horas y días, con su conocimiento amplio y
profundo de estos temas. Su visión es soportada principalmente por la razón, su
búsqueda es el entendimiento, viviendo con el corazón y entendiendo lo que el
corazón vive, es un camino arduo y difícil, pero lo camina con tesón y esfuerzo.
El mío es
el de la Gran Duda, creer en Todo, pero teniendo que darle vida por mí mismo. No
es la comprensión de las palabras, ni tan siquiera seguir el ejemplo de Buda, o
sus enseñanzas o Espíritu, es el de Ser Buda. No es encontrar a Dios, sino
serlo. No es llegar al Ser, no es el encontrar la Verdad, mi Maestro me dejó
claro que desde antes del Principio, ya soy todas estas cosas, que solamente
tengo que quitar la separación que me lleva a querer ser, encontrar o llegar a
algo, ese es el Camino de la Gran Duda, no dudar de nada, para ser Todo.
Hoy en día, de las páginas que visito, lo que me llama la atención es, que casi nadie
acepta la argumentación, que lo que más se ve es el saludo, el positivismo, los
buenos deseos, o las malas reacciones cuando no se les da la complacencia en lo
publicado, toda argumentación, es percibida como una crítica a lo que piensa o
acepta la persona que publica.
Cuando alguien
me ofrece sus creencias, el agradecimiento lo veo en aportar parte del mío, no
en alabar la profundidad o el acierto de quien me ha aportado algo, dejándole
simplemente con lo que tenía, al no haberle aportado nada que aumente su
conocimiento, solamente su complacencia en lo que sabe.
Nadie percibe
la Vedad, solamente cuando podamos percibir lo que los demás ven, integrado con
lo nuestro, nos acercaremos. En nuestro conocimiento, sin que importe su amplitud
o profundidad, faltan todas las visiones que no hemos comprendido de las que tienen
los demás.
En estos
temas, no debe de haber ego, sino que podamos argumentar hasta la saciedad,
defendiendo nuestras ideas y comprensión con uñas y dientes, pues solamente así
comprenderemos lo que tenemos dentro. Pero sobre todo, es escuchando a los demás,
obligándoles a que no sean solamente conocimientos o palabras lo que nos
ofrezcan, sino lo que saben en lo más profundo de sus corazones.
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