Hay
veces, que lo difícil no es encontrar algo que debemos tener, sino saber qué es,
porque es casi imposible encontrar aquello que no sabes lo que es. Como dicen
algunos libros antiguos: “Hay quien se muere de sed, viviendo en
un río”, y es que si no sabes lo que es el agua,
no se te ocurrirá beber ese líquido donde estás viviendo para calmar la sed.
Si
miramos en nuestras sociedades, con unas palabras o frases u otras, estamos
desesperados buscando la dignidad, sin poder verla apenas en nuestras
relaciones o convivencia.
La
pedimos para: “Niños, mujeres, hombres, pobres,
obreros, ciudadanos, mascotas, animales, la naturaleza en general, las
ciudades, los pueblos, los refugiados, los migrantes, los ciudadanos que viven
en países en guerra, el patrimonio, las creencias, la vida, …”.
Supongo que si esperase a terminar, no tendría vidas suficientes para publicar
el escrito.
Hemos
llegado a un punto de autosuficiencia, de ego, de ignorancia, que lo que nos
falla es saber qué significan los conceptos que hemos creado. Hemos llegado a
la conclusión de que la Dignidad, es algo: “Que nos tienen que dar,
que se puede obligar a tener, que hay leyes que la implantan en las sociedades,
que si tenemos castigos lo suficientemente restrictivos o duros nacerá en
nosotros, que lo importante es que los demás la tengan y la usen”.
Queremos
una vida espiritual, en la que seamos Espíritu, que nos unamos a Dios, pero sin
perder nuestro “yo”, queremos estar
enamorados, sentir el amor, ser una pareja, pero que la otra persona se haga
una con nosotros pero sin cambiarnos.
Pensamos
que nuestra dignidad depende de que podamos hacer lo que deseamos, destruyendo
aquello que lo impide. Pedimos nuestra dignidad, pero queremos poder asesinar
el feto que hemos creado, por descuido, falta de responsabilidad, por querer
tener algo con lo que jugar, porque no pensábamos que .., o es que mi vida ha
cambiado y ahora no me viene bien.
Por
supuesto que hay violaciones y situaciones que conllevan análisis, pero no
hacer leyes que protejan nuestra irresponsabilidad, en aras de la “Dignidad”.
Tenemos
la dignidad de la “muerte digna”,
como si se pudiese morir dignamente sin desear vivir. Esto no significa
aferrarse a la vida, sino amar la Vida para poder morir dignamente.
Hemos
olvidado completamente que Dignidad, el concepto, lo que establecimos como
significado de la palabra y el concepto, no es algo externo, algo que pueda
existir fuera de nuestra relación, no con los demás, sino con nosotros mismos.
Somos
nosotros, los que tenemos que saber qué es y convivir con nuestra Dignidad. Porque
nace con el respeto con el que nos tratamos a nosotros mismos, no al ego, sino
a nuestra condición de personas, de humanos. No son los demás los que tienen
que valorar o decidir nuestra Dignidad, sino en cómo mostramos lo que somos,
nuestra honestidad, nuestra capacidad de valorar la individualidad a la que
pertenecemos y la responsabilidad que mostramos en cumplir con nuestra función,
de creadores y sustentadores de la Humanidad, de Dios.
Hablamos
de: “Pederastia, de violadores, de violencia de genero, de
traficantes de estupefacientes y personas, de asesinos, de sicarios, de tantas
formas de inhumanidad e indignidad, que haría falta, crear robots con una
información clara de cortar nuestra vida si nos pasamos de indignidad, pues en
un mundo de indignidad, poner policías, jueces y alguien que nos obligue a
vivir con ella, sería inútil”.
Terminar
con las violaciones, endureciendo las leyes, aumentando la vigilancia,
incrementando los castigos, protegiendo más a las victimas, ….,.
Terminar
con los crímenes machistas, con la corrupción, con …, con ……, .
¿No
sería más simple?, saber que existe la dignidad, aprender lo que es, usarla
para vivir con nosotros mismos, por lo tanto estar inmersos en un río social,
donde la sed de Dignidad, se sacie simplemente con la que discurre en él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario