No pretendo molestaros

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Yui Shin

domingo, 12 de marzo de 2017

TEMA DIFÍCIL


          Estamos llegando a una época, que a pesar de las guerras, las drogas, el tráfico de personas, los conflictos sociales, la pornografía, la pérdida y desconocimiento en general de los valores que deberíamos tener como pretendidos humanos, la sociedad desea vivir en el: “buenismo”. Creado a base de leyes, proteccionismo y acallar cualquier crítica o pensamiento divergente, en lugar de por una evolución y desarrollo personal, que nos llevase a convivir correctamente a nivel individual.
          Mirando simplemente, a las sociedades antiguas de muchos de los países ahora en conflicto o con problemas sociales, podríamos conocer la semilla que ha dado origen a la situación presente, al no ser aceptadas por una idea equivocada de no asumir nuestras responsabilidades en este origen, creyendo que podemos incurrir en xenofobia o discriminación de dichas sociedades.
          Hemos poblado la Tierra, desde unas zonas a otras, hemos sido la misma especie la que ha conquistado, ha destruido o se ha mezclado con las autóctonas. No hay hoy en día razas puras, que no tengan las influencias genéticas de otras. Pero cada una se ha desarrollado de manera diferente según lo que ha encontrado en su lugar de establecimiento y originando los cambios en apariencia, como en costumbres y sobre todo psíquicas y de comprensión de lo que significa la Vida y la convivencia.
          En España, tenemos varias culturas, no solamente las regionales sino étnicas o grupales. Tenemos a los Sefardíes, desarraigados de España que conservan su lengua y costumbres. Sorprendente para nosotros, sorprendente para los países donde fueron acogidos, si no viven con las costumbres de donde están viviendo.
          Tenemos a la etnia gitana, romaní, zíngara, que conserva sus costumbres tras siglos acogidos en la mayoría de los países. Teniendo que cambiar la sociedad que los acoge al ser difícil que lo hagan ellos. Sus peculiaridades, ha hecho difícil que sean aceptados plenamente en casi todas las sociedades donde han sido acogidos.
          No soy un estudioso y me guío por lo que he conocido acerca de la esclavitud, donde la mayoría de los esclavos eran proporcionados por otras tribus, dejando que los traficantes se enriquecieran con poco trabajo y peligro.
          En África ha habido épocas de desarrollo social, es la cuna de la civilización como la conocemos. Guerras, dominaciones, esclavitudes, predominio de la raza conquistadora.
          En Sudamérica Incas, Aztecas, Mayas, crearon grandes sociedades, que de alguna manera tuvieron que tener los pies de barro al desaparecer súbitamente o estar tan llenas de conflictos internos que fueron destruidas.
          En Europa, todos nos hemos masacrado unos a otros, países creados en los asesinatos de la competencia por el poder y la intriga.
          Hoy tenemos las guerras y el hambre a nuestro alrededor como tantas veces, pero hemos olvidado lo que ha pasado a lo largo de la historia, los errores cometidos, seguimos pensando que solamente hay que alimentar los cuerpos de los hambrientos, que se puede acoger a los necesitados que no supieron crear y mantener su hogar. No un hogar de una casa, sino una Tierra que nos acoge y humillamos, sin valores ni respeto por crear una convivencia, donde podamos aceptar las diferencias, desde el respeto a las costumbres del hogar donde somos acogidos.
          Me dicen que por qué tenemos que respetar las costumbres del Islam, si ellos no respetan las nuestras en sus países. Yo he estado postrado en Mezquitas, en templos Jainos, en Hindús, en Budistas, porque mi respeto no es a Dios, sino al hogar, al país donde estoy acogido. He orado en todos ellos, en iglesias Católicas, Protestantes, Testigos de Jehová, tratando de respetar el hogar en el que estoy.
          He tenido amigos gitanos, he estado en la cueva hecha por su familia en un barrio periférico de Madrid, al lado de donde yo vivía, he ido al colegio con algunos, he conocido algunos de fuera de España y fuera de España. Respetado sus costumbres y su forma de estar en casa.
          Pero pienso que también se debe exigir, a quienes vienen a nuestro hogar, el máximo respeto por nuestras costumbres. Si no se hace al principio difícilmente se conseguirá en el futuro, creándose ghetos y sociedades marginales, donde los inadaptados solamente tendrán la salida fácil hacia la delincuencia y la oposición de los demás para la integración.
          No es fácil encontrar el equilibrio, pero que los porcentajes de delincuencia, problemas de convivencia, problemas personales y de relación, sean tan altos en las personas acogidas, no puede ser cargado solamente en quien acoge.
          Hablar para entender y corregir los problemas de convivencia, no es xenofobia. Pero hay que hacerlo con total claridad, exenta de crítica o discriminación. Pero si las cosas no son llamadas por su nombre, acoger o dar de comer, solamente creará futuros problemas.
          4.000 millones necesita la ONU para alimentar la hambruna que padecemos los inhumanos, pero ni millones de veces esta cantidad puede alimentar el hambre de valores que padece la humanidad. No es la falta de alimentos, ni la capacidad de producirlos de estos países, sino el que nos asesinemos unos a otros, gastando el dinero en armas en lugar de alimentos, huyendo, escondiéndonos, sufriendo y llorando en lugar de decir “NO”, no mataré a mis conciudadanos, a mis paisanos, a mis iguales. Solamente moriré, defendiendo mi hogar, pero no de hambre o huyendo, abandonando mi hogar.
          Pero nos dejamos nuestra dignidad, en los miedos, en la falta de amor propio, en la falta de respeto y empatía por los demás, limitándonos a huir millones ante unos miles, permitiendo que nuestros hijos mueran de hambre o huyendo, porque unos descerebrados desean poder o controlar nuestra dignidad, nuestra humanidad, nuestras vidas.
          Poder movernos libremente por la Tierra, no tiene que ver con huir de nuestro hogar, pues llevaremos con nosotros nuestra vergüenza al no haber sabido defender nuestra dignidad, al lugar, al hogar donde seamos acogidos.


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