No pretendo molestaros

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Yui Shin

lunes, 24 de abril de 2017

EL PÉNDULO

          Cómo vivir en una dualidad en la cual, nos atemoriza y crea rechazo el Mal, el Yin, y no somos capaces de crear el Yang que deseamos, el Bien.
          Nos perdemos en comparaciones, discriminaciones, deseos, sueños, incapaces de salir de nuestra existencia en un limbo, en el que en un lado está lo que rechazamos y en el otro lo que no somos capaces de crear. Siendo un centro, un vivir en el medio, sin participar desde la aceptación, de los extremos.
          En un movimiento constante en el cual, el péndulo de la Vida, nos mueve de uno a otro extremo, haciéndonos sentir: oprimidos, angustiados, entre el rechazo de uno y el deseo del otro.
          Ese movimiento que nos hace sufrir viendo que nos acercamos a uno y viendo que al acercarnos al deseado, es el comenzar a alejarnos de él.
          Es al estar tan pendientes del lado en el que deseamos que se mueva el péndulo, lo que hace que perdamos de vista la percepción del Ahora, en el que incluyamos los dos extremos, que es la mejor manera de aprender, de vivir y ser felices.
          El buscar la pureza, el encontrar una verdad, que somos incapaces de ver en cuanto nos rodea, nos ha llevado a innumerables errores, siendo muchas veces donde no queremos ir, es donde nos situamos, donde centramos nuestro ahora, que siempre está fuera de él, o excluye ambos extremos.
          Cualquier momento de la historia, puede enseñarnos lo positivo, la solución del problema que ha originado el conflicto. El que se origine algo es simplemente por nuestro movimiento, por nuestra percepción y hacer. Somos realmente, los creadores del punto donde se está moviendo el péndulo de la Vida, mientras nosotros pensamos que es el péndulo el que nos lleva a las condiciones y situaciones. Es el mismo efecto de cuando estamos sentados en un coche y se mueve el de al lado, sentimos incluso la inercia del movimiento, pero inmediatamente somos conscientes de que nuestro coche no se ha movido, no ha creado la inercia que hemos experimentado.
          En cambio en la Vida, todavía creemos que es el coche el que se mueve, creemos que es la Vida la que nos lleva de un lugar a otro, que somos simples viajeros en un vehículo que se mueve por sí mismo, sin que podamos hacer nada por cambiar la situación.
          Son las dificultades, las que enseñan a los micro-universos a cambiar y adaptarse, a las circunstancias siempre cambiantes. Son los conflictos y el tener  que guardar el equilibrio y la armonía, los que llevan a los macro-universos a adaptarse a cada ahora. Son las enfermedades, las que enseñan a nuestro organismo a adaptarse y crear las defensas necesarias para seguir existiendo en ambientes hostiles. Son los grandes conflictos sociales y en la historia, los que nos deberían ayudar a alcanzar la humanización. Pero seguimos rechazando el Yin, el mal, lo que nos parece inadecuado, poco agradable, lo que rechazamos por ser incapaces de aprender lo correcto desde la equivocación.
          Seguimos discriminando la materia y lo sutil, alma cuerpo, Dios-creación, bien-mal, dualidad-unidad, Yin-Yang, izquierda y derecha. Tratando de encontrar un Camino Medio, en el que no existan las orillas, los extremos, existente solamente en la nada, en la inexistencia, pues mientras exista el péndulo, tendrá que alcanzar el punto máximo de alejamiento del centro, en ambas direcciones.
          Cuando mezclamos las sangres, las genéticas diferentes, conseguimos con frecuencia mejoras genéticas. A veces transmitimos en estos intercambios enfermedades que una de ellas no ha experimentado, que no tiene defensas para ella, muriendo en esa unión los que no son capaces de adaptarse, lo que lleva tiempo. Al mismo tiempo encontramos defensas que no teníamos,  mejoras sobre todo en grupos cerrados donde la genética no ha encontrado suficientes problemas para mejorar, para desarrollarse, para evolucionar.
          Deseamos encontrar una sociedad sin problemas, una sociedad humana, una convivencia en la que no sea necesario ayudarnos por ser todos autosuficientes, una sociedad en la que solamente reinen los aspectos positivos: “Ciudadanos llenos de amor y sonrientes, gobiernos dedicados al bienestar del pueblo, leyes innecesarias y justas, un mundo libre y sin necesidades”.
          Pero cuando el péndulo se acerca a la Humanidad, miramos a los demás, nos asusta que ellos “los demás”, puedan hacernos daño si nos comportamos humanamente, por lo que volvemos al caparazón, al ego, a intentar ganarle a los demás, siendo que nadie gana, cuando lo que se pierde es la Humanidad.
          Somos los que movemos el péndulo, él nunca se mueve a un sitio al que no le hayamos llevado nosotros, cuando parece que solamente está en el Yin, en el mal, es porque somos incapaces de hacer algo bueno con él, no porque exista el mal en el Yin.


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