Es
un error frecuente el que confundamos la Religión, con las religiones, con los Libros
Sagrados que encierran lo que entendieron del Maestro, aquellos que los
escribieron, con las vidas que llevaron los cuerpos de los Maestros, con lo que
podemos entender nosotros mismos de lo que leemos, escuchamos o el entendimiento
que expresa otra persona al explicarnos lo escrito.
Olvidamos
que nos dijeron que Dios está en nosotros, que Buda es lo que somos en
realidad, que los nombres infinitos de Dios solamente encierran a Uno
solamente. A veces vemos más el dolor o lo que han hecho, que lo que podemos
aprender de sus ejemplos, vemos más la letra que el Espíritu de las enseñanzas.
Miramos
o tratamos de dilucidar si Siddharta es el Buda de sus Enseñanzas, si Buda es
Dios o simplemente un hombre, si abandonó lo que le ataba al mundo de la
dualidad produciéndoles dolor, sin mirar, que todos somos individualidades que
tenemos que completar nuestro regreso a Ser Vida, trascendiendo la dualidad. Dios
es Todo: ¿Será Buda Dios?,
suena ridículo esa pregunta, si es Todo, ¿Qué otra cosa podría ser?
Pero
la pregunta importante no es si alguien es Dios o Buda, sino si “yo” tengo la
absoluta seguridad de serlo.
Nosotros
somos los creadores de la Religión, todos los escritos expresan la experiencia
de Religión que tuvieron ellos, pero que no es completa si no la experimentamos
individualmente y personalmente.
La
carta de un restaurante puede estar muy bien escrita, muy detallada, explicar
incluso perfectamente lo que es y su sabor, puede ser la expresión escrita de
los ingredientes y el trabajo del cocinero, pero no puede alimentarnos, no
puede enseñarnos a realizar o cocinar el plato, o sembrar o criar los
ingredientes, tampoco nos alimenta para poder ser alimento de Vida.
No
importa cuánto entendamos o leamos una religión, porque la verdadera Religión
es lo que somos. El entendimiento y explicaciones, tienen que ser del Maestro
que vive en nosotros. Las experiencias de los demás son importantes, son
indicaciones, consejos, pero las señales y los escritos de nuestro Libro
Sagrado, lo tenemos que escribir personalmente, lo tenemos que experimentar
personalmente, porque ningún Dios puede vivir o existir fuera de nosotros.
De
ahí el error de interpretar al pie de la letra lo escrito. Debemos abandonar
los apegos, trascender el mundo dual de la forma, de la materia, debemos
cumplir con nuestra responsabilidad, debemos encontrar nuestra Verdad, antes de
tratar de ayudar a los demás a encontrar la suya. Posteriormente debemos morir en
la forma y la dualidad, abandonar el lugar, cuando nuestra presencia, nuestra
ayuda, nuestra función ha terminado, cuando nuestra aportación ha sido cuanto
somos.
Todos
los Maestros abandonan a lo que les ata a la materia, su familia humana. Antes
como príncipe o como carpintero, han cumplido con su responsabilidad, han
cumplido con la Vida, creando a sus hijos físicos o espirituales a los que
tienen que conceder la Libertad. Todo ello es el abandono de la dualidad, del
ego, de los apegos, de poder dedicar cuanto eres a la Vida, que es la verdadera
Naturaleza de Todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario