Comentaban esta mañana en la radio acerca
de la forma de dormir: “Desnudo,
vestido, pijama o esquijama o ropa interior”.
Una niña duerme con la ropa que se quiere
poner al día siguiente, ahorrándose así tener que madrugar o tener frío en
invierno.
Me ha hecho pensar en las opciones, lo
curioso que es que en general siempre lo he hecho en ropa interior, pero he dormido:
“Totalmente vestido, incluso con varios pares de calcetines y las
botas, desnudo, en el saco de dormir con la ropa por encima, vestido cubierto
con cartones, casi congelado vestido y en la orilla de la carretera, con gorro
de lana, cubierto con ramas finas y vestido, podría seguir pero son variantes
de las anteriores”.
Pero es curioso que ninguna de estas
maneras ha sido la mejor o que más he practicado. No me refiero a tomar
pastillas que no recuerdo haber tomado, infusiones, comer temprano o llenarme
antes de dormir, o algún ceremonial de algún tipo.
Lo que más he necesitado y no he podido
dormir sin ello, ha sido: “Estar
despierto”. No recuerdo
ni una sola vez, que haya podido dormirme si no lo estaba.
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