Nos
llena de admiración y sorpresa, cómo crecen los bosques, las hierbas en los
jardines, las desgracias alrededor, el por qué la Vida o el destino nos han traído
donde estamos, o lo que es aún peor: “Cómo es posible que estas
personas, hayan obtenido lo que tienen y vivan como viven”.
Por
supuesto son cosas de la Vida, de Dios, del Destino, de la Naturaleza, ante lo
que no podemos hacer nada. Así que hay que aguantarse, resignarse, dudar del “Buen
sentido común de todos ellos”, de la justicia y de la posibilidad de
que recibamos lo que merecemos por nuestro esfuerzo.
A
veces pasamos el día con los amigos, guardamos el dinero en la cartilla,
trabajamos, y cenamos en casa a la hora que llegamos antes de acostarnos. Un día
nos abandonan, creíamos que teníamos un hogar, que hacíamos todo lo que ellos
necesitaban, pero se sentían abandonados, solos, sin ser acompañados por una
persona que apenas veían, con la que no pasaban su tiempo libre.
A
la Vida, a Dios, al Destino a la Naturaleza, le damos unos sentimientos duales,
una voluntad, un deseo, un propósito o querer conseguir unos fines o metas.
Es
quizás el esperar que ellos sean los que organicen nuestra vida, lo que nos
hace simplemente mirar lo que recibimos, teniendo el máximo cuidado de apuntar
lo que no hemos recibido.
Nada
de lo que crece es porque sea amado por ninguno de ellos, nada de lo que muere
es porque haya dejado de ser amado.
No
obtiene alguien o algo, una recompensa por su esfuerzo, al menos por parte de
esos que pensamos son los dueños de nuestra vida. Porque si lo hicieran, tendrían
que castigarnos cuando no lo hacemos.
Nos
hemos sumergido de tal manera en nuestra percepción dual, que olvidamos que
esos Conceptos, que hemos creado, se refieren a Absolutos, fuera de toda
dualidad.
No
pueden manifestar una polaridad, porque eso crearía su opuesta. Ser Amor, como
definimos a la Vida, a Dios, a la Naturaleza, no tiene que ver con la capacidad
de amar, que es la que necesita el odio o la indiferencia para equilibrarse, al
existir en la dualidad.
Recurrimos
cuando nos fallan la Vida, Dios o el Destino, a “Causa-Efecto”,
olvidándonos de que la oscilación o penduleo entre polaridades es continuo, al
formarse los biorritmos de cada manifestación. Cuando se crea un bien, se está
creando mal para algo o alguien, pero este bien creará mal en su propio
biorritmo, en el tiempo y el espacio. El mal cambiará en bien, antes o después.
Esta oscilación es eterna en la dualidad. Es algo que hace difícil, determinar
el Efecto ante una causa, pues dependerá siempre de los parámetros que
observemos, lo que determinará el resultado o nuestra calificación para él.
Supongo
que algún día estaremos preparados para aceptar, nuestra creatividad, nuestra
responsabilidad como creadores del ahora en el que nos manifestamos, porque ese
será el día cuando podremos determinar y crear, la Vida, la Sociedad y cómo se
manifestará la Vida causada por el efecto de nuestra determinación y
responsabilidad Creadora.
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