La búsqueda
de lo Espiritual, de Dios, de lo Absoluto, de la Felicidad, del Amor, nos han
confundido, nos han llevado a perder la visión de la Realidad, impidiéndonos
vivir en el Ahora.
Los Maestros
encuentran sus experiencias, porque parten del principio del Camino, viven
realmente cada momento, cada ahora y esos les permite encontrar la Meta, la
experiencia que les permite unirse a sus vivencias, alcanzando la mitad en la
que no estaban.
Jesús es
perseguido desde antes de nacer, vive oculto a Roma, huyendo de una profecía,
que ha hecho que el conocimiento de los césares, teman por su poder. Ante tanto
peligro de perder cuanto es, la única protección que encuentra es la de sus
padres, y la de los que son ignorantes de esa profecía de que se convertiría en
el Rey del Mundo, que era el Hijo Unigénito de Dios que traería la Libertad.
Viviendo
rodeado de la ignorancia, del miedo a quien está por encima de todos ellos y
les oprime, protegido por el amor de sus padres, en lucha con cuanto peligro le
rodea, encuentra la comprensión de que trascender el miedo, la venganza, el
deseo de poder, así como la protección del Padre Creador y la Madre Vida, son
primordiales y necesarias para una convivencia de Amor y fraternal, siendo
todos Hijos de unos mismos Padres. Todo ello posible existiendo en el Amor.
Shakyamuni,
es rodeado de un mundo idílico, sin sufrimiento, sin enfermedad, sin vejez, ni
muerte, para ocultarle la necesidad de encontrar el mundo espiritual. Haciendo innecesaria
su búsqueda al existir en el Paraíso, en una especie de cielo, donde al no
haber necesidades, hace innecesaria la búsqueda.
Lo que
encuentra es, que para llegar donde estaba, había que partir del punto opuesto,
su comienzo del camino tenía que estar en el final, en el lugar donde no había
llegado, donde no había existido.
Encuentra la
felicidad donde existió siempre, partiendo del sufrimiento que ve en un mundo
lejano, fuera del suyo. Tiene que encontrar el sufrimiento en primer lugar,
para lo cual, renuncia a lo irrenunciable: “La
felicidad, la vida sin muerte”, partiendo en
su búsqueda, renunciando a lo que tiene para encontrar lo que no ha conocido. Tiene
que vivir el sufrimiento en sus más altas cotas, desde el conocimiento único de
la felicidad, para comprender que son ambas vivencias necesarias, que no puede
existir la una sin la otra.
Es cuando
encuentra la experiencia, de que es la discriminación la que produce el
sufrimiento, que la comparación de lo que tenemos o somos, con el mundo del
deseo, de lo que no tenemos o somos, lo que nos lleva a sufrir, que ser lo que
somos en el ahora, no es el encuentro de la felicidad, sino la existencia en un
mundo, en un Universo, donde solamente la Felicidad tiene existencia.
Sabe que el
sufrimiento ha tenido que buscarlo, crearlo por sí mismo, para poder encontrar
que todo lo que tiene un origen, nacimiento o ha sido creado, tiene que sufrir
un final o muerte. Que para no morir es necesario no nacer. Que para ser Buda,
tienes que ser alguien diferente.
Todos los
Maestros nos dicen, que para llegar al final de un camino hay que partir del
principio, que es donde estamos en cada ahora, que no llegaremos nunca a su
final, porque donde estamos siempre es el final, siendo el Principio de nuestra
Existencia.
Para encontrar
lo que somos, tenemos que partir de lo que no somos. Para hallar el Espíritu,
tenemos que ser materia. Para encontrar a Buda, hay que ser personas
corrientes. Solamente la Ignorancia encontrará a la Sabiduría. Solamente siendo
Sufrimiento, se encuentra la Felicidad.
Ser Sufrimiento,
es Eterna Felicidad, porque se es feliz cuando se es y manifiesta lo que somos,
sufrir es el grado máximo de felicidad para el sufrimiento.
Porque la Felicidad,
solamente puede manifestarse como felicidad, le es imposible percibir tan
siquiera el sufrimiento.
Encontrar: “Por medio de la búsqueda de lo Espiritual, de Dios, de lo
Absoluto, de la Felicidad, del Amor”,
solamente es posible partiendo desde su opuesto: “La Dualidad”. Pero no podrían encontrarse
si no fuese lo que somos, desde antes del comienzo de la búsqueda.
Es el yo
que somos, el que busca. Solamente puede buscarse aquello que se echa en falta,
lo que se desea. Es por ser ese “yo” solitario y perdido, lo que nos crea la necesidad de
encontrar lo que somos: “Lo Absoluto”.
Pero no
podríamos existir, si solamente aceptamos ser uno de ellos.
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