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Yui Shin

miércoles, 27 de septiembre de 2017

ARROGANCIA

          A lo largo de nuestra historia, grandes y no tan grandes hombres, Maestros, maestros y gentes comunes, nos han dejado frases para hacernos pensar y desarrollar nuestros conocimientos.
          Ayer leía una de estas frases, había leído también otras de Krisnamurti, Buda y otras que no sé quién las ha escrito, dentro de ellas hablaban de no juzgar, de no presuponer, de que el prójimo debe ser respetado y todas estas cosas de las que hablan las grandes frases.
          Como es natural, la mayor parte de nosotros estamos de acuerdo con la grandeza de su significado, además están tan bien escritas, son tan cortas, que no intentamos añadir nada a ellas, que nos despreocupamos de encontrar un significado más allá de lo obvio, que la mente de cualquier grabadora puede repetir sin necesidad de llamarse humana, o inteligencia artificial. Esto es, nos hemos quedado con la literalidad de la frase.
          Hay frases que hay poco que añadir si no te esfuerzas, otras son fáciles de encontrarle diferentes caminos al significado. La de ayer es una del tipo medio, ni fácil, ni difícil, que es lo que podríamos decir de todas ellas y de la mayoría de las cosas de la Vida, si las haces o sabes, son fáciles y si no las haces o sabes, son difíciles.
          La a frase es: “Existe una delgada línea entre la arrogancia y la confianza en uno mismo, y esta última, si es legítima, es un caballo ganador”.
          Quizás con la palabra arrogancia, podríamos irnos por otros caminos, pero si es sustituida por prepotencia, probablemente mantendríamos el significado, pero facilitaríamos la forma de analizarla. Quizás lo más preocupante y problemático es ese prefijo: “Pre”, es el culpable de la pre-ocupación, “querer realizar algo antes de su momento, antes de que sea posible, ocuparse de lo inexistente por no haber llegado”. Es el problema de los “pre”, que es “anterior a …”.
          Podríamos decir que “Prepotencia”, sería utilizar una potencia que aún no tenemos o que ignoramos si la tenemos o no. Arrogancia, siendo que te presupones algo antes de tenerlo, saber si lo tienes o el deseo de aparentar más de lo que se es.
          Si miramos a lo largo de nuestra existencia, podríamos encontrar a muchísimos individuos que podríamos acusar de arrogancia o prepotencia, lo difícil sería encontrar a alguien que no pudiésemos acusar, probablemente aparte de nosotros mismos y a los que consideramos “grandes”, podríamos contarlos con los dedos de una mano de cinco dedos.
          Por poner dos ejemplos que no sean fáciles de poner, hablemos de dos prepotencias que la mayoría conocemos.
          Recuerdo la historia de un niño, que lleno de arrogancia se fue a poner en ridículo a los grandes sacerdotes y sabios del templo, posteriormente no se lo que querría decir cuando proclamo a los cuatro vientos, que era hijo de Dios y que tenía un reino que no era ni tan siquiera de la Tierra, que era extraterrestre y que no podrían matarle porque estaba por encima de la vida y la muerte. En el pueblo todos sabían que era hijo de José, que era carpintero y que su madre era demasiado decente para tener un hijo con otro.
          Por si esto fuera poco, había ignorado las enseñanzas de sus Maestros y quería estar en posesión de la verdad, declarándose hijo de Dios y que su conocimiento no era gracias a sus Maestros. Os podéis imaginar lo que pensaban todos los del pueblo de él, que no solamente le llamaban: “Prepotente y arrogante”.
          El otro, después de ser criado con amor y rodeado de felicidad, un buen día se marchó para encontrar el conocimiento supremo, porque los maestros que le habían proporcionado sus padres eran unos ignorantes. Encontró varios Maestros y todos ellos le comunicaron que estaba en el final del conocimiento, pero a él le seguía pareciendo que todos los Maestros y gentes que le rodeaban, eran unos ignorantes y no sabían de lo que hablaban.
          Lleno de arrogancia y prepotencia dijo: que él encontraría la verdad, sin tener compasión de su cuerpo y mente, sin tener en consideración que había abandonado a su familia, su reino y súbditos, que le había impuesto castigos a su mente, su corazón y su cuerpo, lo único que tuvo en cuenta fue que él quería ser el primero en llegar a la verdad. Al final, cuando en su arrogancia y prepotencia no pudo aguantar más, se dio un banquete con la comida de una pobre niña y se sentó a dormir la siesta debajo de un árbol y cuando se despertó, dijo: “Estoy en posesión de la Verdad”. Y tranquilamente se fue a ser el jefe de sus amigos y compañeros.
          Como podéis ver, la vida está llena de gente prepotente, lo único, que si luego nos interesan los resultados de estas gentes, en lugar de llamarla arrogancia, la definimos por confianza en sí mismo.
          ¿Quién pone la línea?, para decidir lo que es arrogancia, ¿Quién decide a qué lado está situado algo?, ¿Cuándo una actitud es arrogancia o es seguridad en sí mismo?.
          A veces la gente sigue las reglas, no se pregunta nada, se dedica a hacer lo que le es autorizado de una manera u otra, confía en que Dios o los hombres harán su trabajo, su responsabilidad, encuentra culpables para lo que no está hecho o no ha sido realizado bien.
          No sobrepasan lo correcto, no muestran lo que saben o su potencial, no dan opiniones embarazosas o arriesgadas, y en última instancia transfieren su responsabilidad a los demás.
          “Prepotencia”, sería utilizar una potencia que aún no tenemos o que ignoramos si la tenemos o no. Arrogancia, que te presupones algo antes de tenerlo, saber si lo tienes o el deseo de aparentar más (A veces menos para evadirse de la responsabilidad) de lo que se es.
          Las frases están bien, pero: ¿Las analizamos, intentamos ver más allá de la letra, intentamos ver las circunstancias, miramos si es la viga en nuestro ojo la que nos permite ver la mota en el ajeno?.
          Es el peligro de las frases morales, son correctas pero incompletas, ese es nuestro trabajo, entender más allá. Como dice Buda: “No creáis o entendáis una frase por el simple hecho de que muchos la crean o parezca correcta; creedla después de someterla al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia, y le deis Vida en vuestro corazón”.


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