El monje Chao-chou preguntó
a su maestro:"¿Que es el Tao?"
"Tu mente de todos-los-días [ordinaria, cotidiana, habitual] es el Tao"
"¿Y cómo puede uno volver a sintonizarse con ella?"
"Al tratar de sintonizarte es precisamente cuando te desvías", replicó Nan-chuan.
"Tu mente de todos-los-días [ordinaria, cotidiana, habitual] es el Tao"
"¿Y cómo puede uno volver a sintonizarse con ella?"
"Al tratar de sintonizarte es precisamente cuando te desvías", replicó Nan-chuan.
"Es un error pensar
que sentarse silenciosamente en contemplación sea esencial para la liberación.
La verdad del Ch'an se abre por sí desde dentro y nada tiene que ver con la
práctica de la meditación. En el Zen, no hay nada que ganar, no hay nada que
entender; ¿que hacéis pasando el tiempo con las piernas cruzadas? (...) Algunos
hablan de iluminar la oscuridad de la ignorancia, pero en el Zen no existe
dualismo, no existen Iluminación e Ignorancia por separado, no hay bodhi
[sabiduría] ni klesa [pasiones]. En el Mahayana toda forma posible de dualismo
es condenada pues no expresa la verdad última. La Naturaleza Búdica no
puede ser manchada por pasiones ni purificada por la iluminación. Está por
encima de todas las categorías"
A raíz de este diálogo, Chao-chou obtuvo su satori
"Es precisamente, por
el hecho de buscar el hallazgo de la Naturaleza Búdica, que uno
produce el efecto contrario de no encontrarla; (...) no puede ser buscada ni solicitada,
ni asimilada a través de la sabiduría o el conocimiento, ni explicada en
palabras, ni puede hacerse tangible o alcanzarse a través de ningún tipo de
acciones u obras meritorias; (...)
Si se cree que se puede
usar la mente para buscar, se falla en comprender que aquello que busca y
aquello que es buscado son en realidad lo mismo; (...) A los hombres les asusta
el olvidar sus propias mentes, tienen miedo de caer a través del vacío sin nada
a lo que poder agarrarse, no saben que el vacío no es en realidad sino el reino
mismo del Dharma.
En otros tiempos, las
mentes de los hombres eran agudas; con sólo oír una frase, abandonaban el
estudio y eran llamados "los sabios que, abandonando todo aprendizaje,
reposan en la espontaneidad".
Hoy en día, la gente solo
busca atiborrarse de conocimientos y deducciones, poniendo gran énfasis en las
explicaciones escritas, y a esto lo llaman practicar."
Cuando Shakyamuni nos habla de Buda, del Vacío, del dolor, del sufrimiento, nos
dice frases y nos enseña, desde donde alcanza nuestra comprensión. Sus palabras
quedan en el aíre, al ser la explicación de su “Experiencia Personal”, algo que también nos transmite, para que sepamos en
algún lugar de nuestro Ser que su enseñanza no está en las palabras, sino en su
experiencia, en la vivencia de Unidad, de Seidad, de Vacío, en el que la
experiencia le hace trascender la propia unión, para saber más allá del
conocimiento, más allá de toda duda, que “Todo
es Buda, que Buda Es Todo”.
Por eso, su enseñanza no es la de: “Meditar,
practicar, buscar, encontrar, luchar, esforzarse, conocer, Nirvana,
Iluminación, o sus opuestos. No está en el sufrimiento, la Impermanencia,
incluso no está en el Dharma”.
No
hay nada que podamos hacer o usar para encontrar su Iluminación, ni para
transformarnos en Buda.
Él, Shakyamuni, no nos dijo sobre un creador, un Dios o algo que realmente
pudiésemos alcanzar o cambiar, nos dio con sus palabras ilusiones, premios que
alcanzar, mientras no éramos capaces de aceptar nuestra Realidad, para mantener
nuestro movimiento. Existir en el Aquí y Ahora, es algo que no podemos evitar.
Pero nuestra mente discriminatoria, se ahoga sin metas, sin deseos, sin algo
que podamos alcanzar. Nos imposibilita el poder manifestar lo que somos, pues
no aceptamos olvidar lo pasado o no vivir en el deseo de lo que seremos, de lo
que tendremos.
Donde hay dualidad, donde hay percepción, donde hay algo que alcanzar u
olvidar, estamos mirando en las palabras, no en la experiencia de Shakyamuni.
Es por ello por lo que Dios
no es algo externo o interno, es lo que somos. No puede crear, porque Es Todo.
No puede ser conocido o percibido, porque no hay nada fuera de Él, por eso
solamente puede ser Vacío. Porque nada puede percibirse, lo que es percibido es
siempre la dualidad existente en la no-percepción del Vacío, la mitad que
observa la otra mitad, sintiéndose separada.
Todo lo que intentamos saber, aquello que percibimos y conocemos de las
religiones, de las filosofías y conceptos, nuestra total dedicación a buscar y
practicar, es lo que nos impide reconocerlos en su realidad, que solamente
puede ser reconocida Siendo, en la Seidad de Ser.
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