No pretendo molestaros

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Yui Shin

viernes, 25 de mayo de 2018

ENCONTRAR LO QUE TENEMOS

          Hay un koan, que explica claramente el por qué de las dificultades para encontrar no solamente a Dios, la Vida o lo que somos, sino cualquiera de las metas que tratamos desesperadamente de alcanzar.
          Buscamos la Espiritualidad, la Paz, el Amor, la tranquilidad del Alma, la Humanidad a la que decimos pertenecer, pero pasan los años, las vidas, los siglos y los milenios y aún no tenemos esperanzas de vislumbrar una pequeña parte de lo buscado. Pareciera que cuanto más nos esforzamos en encontrar la realidad de nuestros sueños, de nuestros anhelos, más nos separamos de lo buscado.
          Cuando Boddhidarma perdió la esperanza de encontrar alguien dispuesto a dar cuanto era para seguir la transmisión del Zen en China, Taiso Eka en japonés y Dazu Huike en chino, tras cortarse el brazo o la mano, fue junto al Maestro sentado mirando la pared y le dijo:

41. Boddhidarma apacigua la mente.
“Cuando busco mi mente no puedo dar con ella” replicó el sucesor.
Entonces Bodhidharma le dijo: “¡Eso es!, ¡ya he apaciguado tu mente por ti!” 
 concluyó Boddhidarma.
          Que nos parece como si: “Teniendo sed, alguien nos dice que bebamos agua para calmarla. Le decimos que porque no la encontramos es por lo que tenemos sed y nos dicen que, al no tener agua se nos ha quitado la sed”.
          Obviamente, si no percibimos el viento es porque está en calma, si no hay oleaje u ondas en el agua es porque está tranquila, por tanto, una mente tranquila es difícil de encontrar.
          Pero a veces, el que las veamos tranquilas o agitadas es el origen del problema. Cuanto más progresamos en nuestro entendimiento y conocimiento científico de la Vida y sus manifestaciones, más y más la dividimos en partes para analizarla y saber acerca de su totalidad.
          Tratamos, de saber lo que es la totalidad analizando las partes, en las que obviamente faltará siempre una, que es la más importante para saber lo que realmente buscamos: ¿Quién soy?, y esa parte es quien la está analizando, quien busca, el que trata de saber lo que son las partes.
          Buscamos la Espiritualidad, separándola de la mente y las emociones. Buscamos a Dios separándolo de su Creación. Buscamos la Paz, el Amor, fuera de lo que somos. Buscamos lo que somos, y tratamos de ser los que encontremos la explicación de lo que queremos ser o hemos sido, pues es imposible encontrar o saber lo que estamos siendo.
          Se atormenta la mente, al no encontrar explicaciones a lo que hacen, sienten y son las otras partes de nuestro ser. Se atormenta, viendo nuestra falta de confianza en ella, al pretender ser los que pensamos y controlamos su hacer. Se atormenta, al verse separada y abandonada, razón por la que necesitamos buscarla y tratamos de encontrarla.
          Solamente es necesario buscar aquello que no forma parte de lo que somos, lo que estando separado podemos presentar al Gran Maestro de la Vida, el Ser que incluye Todo, al cuál nada puede ser presentado, por no haber a quién presentarle, algo que presentar o alguien que presente.
          No obstante, nuestra existencia pasa por ir una y otra vez a postrarnos ante el Maestro, para escuchar cuantas veces nos sean necesarias: “¡Encuentra tu mente y tráela, yo la calmaré por ti!”.
          No importa qué es lo que hemos encontrado, si se lo llevamos al Maestro y postramos cuanto somos ante Él, nos será integrado en lo que estamos siendo.



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