Hubo una
época de mi vida en la cual, me convertí en un lector empedernido. Hasta el
punto de que, mis padres, tras días sin salir fuera el tiempo que estaba en
casa me gritaban y obligaban a ir a: “Jugar con los amigos”. Para más tarde
gritarme que: “Ya es hora de entrar a cenar”.
No sé
cuantas novelas del oeste o policíacas podía leer tras el colegio y los
deberes, pero hubo días de 6 o 7 novelas, en cambio no me llamaban la atención
los libros de la Guerra Civil Española o las novelas de la Guerra Mundial.
Nunca pude recordar los nombres de los personajes o los lugares donde se
situaba la narración, pero encontraba en todas ellas un denominador común: “El
abuso a sí mismas, tolerado, amparado y realizado por las masas que eran
abusadas”.
Que cualquier
persona que tratase de ayudarles a liberarles, finalmente era expulsada, para
que otro ocupase el poder que les engañaba y abusaba, que había sido desterrado
por esta persona solitaria, desamparada e ignorada por las gentes que defendía.
Cuando pasados
los años he leído libros, me ha decepcionado que no cuentan nada diferente. Solamente
el dios que es servido cambia, su nombre, las formas y métodos utilizados para
que las masas consigan ser abusadas por alguien.
Siempre me
ha parecido, que el que alguien sea obligado a abusar, engañar, esclavizar a
las masas, cuidarlas al mismo tiempo, para poder ejercer el poder y tener la
obligación imponer sus deseos, tiene que ser duro para esa persona. Cuando se
puede vivir la propia vida, disfrutando y amándose a sí mismo, tiene que actuar obligado por las masas, que no harían nada si no, desde el ego, el desprecio a
la propia Humanidad y su Dignidad, abusando, engañando y amontonando poder y
riquezas innecesarias, que le impiden vivir su propia libertad, en lugar de la
libertad de su ego.
Incluso en
una esclavitud digna existe la Libertad, porque es cuestión de entendimiento y
tipo de relación, el que una persona se mueva por un salario o por ser mantenido
por el amo, cuál de ambas situaciones es la esclavitud. El esclavizarse por una
recompensa o salario, perdiendo la dignidad en ello. O ser tratado con dignidad
por un amo, al que sirves con amor por cuanto recibes de él.
Todo depende,
de la época que miremos o lo que nos han dicho que hay que pensar, porque al
final la libertad o la esclavitud, son estados mentales de una situación. Porque
el abuso o el tipo de relación, son producto de un acuerdo que la mayoría de
las veces ha sido creado o es consecuencia de vivir sin dignidad, al exigir que
alguien controle y sea responsable de nuestras vidas, en lugar de sus
responsables, nosotros.
Creamos guerras,
hambre, miseria en un lugar, para que los que huyen tengan que ser acogidos en
nuestra compasión y misericordia, que no serían necesarias si no hubiésemos
trabajado para que alguien abusase y crease unas condiciones para conseguir
poder y riquezas.
Las leyes
amparan la delincuencia, porque tenemos que tener mucha gente que proteja
nuestros miedos.
Las religiones
nos ofrecen un camino para salir de la vida, sociedad y condiciones que
nosotros hemos creado, porque en nuestra irresponsabilidad, en nuestra
inoperancia, en nuestra renuncia de libertad creada desde la responsabilidad
propia con la existencia, den nombre a un Dios que nos guie y lleve en brazos
en su recorrido.
Para finalmente
negarle, echarnos en brazos de otros dioses: “Ego, ambición, política, poder, …,”.
Cuando nos dicen: “Que la Creación está al servicio de Dios, el pueblo al
servicio de la sociedad, la política para servirse del pueblo”, llega la nueva
política, que une todos los sistemas que pedimos que nos dirijan: “El Dios Estado,
su profeta el presidente, su Papa el primer ministro, el pueblo al servicio del
Estado, el cuál es dueño de vida y hacienda, siendo todo público pero racionado
dirigido y controlado por el Estado, que nos permitirá ser libres de hacer lo
que nos sea asignado”.
Me hace
sentir joven, el ver que nada ha cambiado de mis novelas del oeste a lo largo
del tiempo. Que reflejan la misma verdad que el resto de los libros. Puede ser
también que es solamente mi entendimiento, que ve que miramos la belleza o significado
de las palabras, sin mirar su espíritu o nuestro propio entendimiento de ellas,
que nos haría responsables de lo que leemos, siendo eternos deudores de lo
escrito.
Seguimos necesitando
y creando, a nuestros propios miedos y abusadores, obligándoles a ser nuestros
amos y responsables de nuestras vidas, reduciéndonos a ser masas que exigimos
ser moldeadas a voluntad de los amasadores, renunciando con ello a la
responsabilidad de nuestra Libertad.
Barcos de
personas que no supieron defender su libertad, que dejaron que otros
defendiesen y amparasen las ambiciones de los obligados a ser amos, que
renunciando a su dignidad, la buscan, piden y exigen de los que son
corresponsables de la situación en sus tierras de origen. Que muchas veces sirve
para que la miseria y necesidad creada, necesite unos medios que enriquecerán a
los creadores de la miseria y necesidad.
Nada diferente
al pistolero bueno, abandonado y expulsado por el pueblo, para coronar a otro
abusador.
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