Preguntaba
una niña en las Mañanas Kiss, “Si los veganos cortan el césped”.
En unos
tiempos, donde tratamos de imponer y promulgar leyes que obliguen a todos a
seguir nuestro pensamiento y los valores que defendemos, me sorprendió
gratamente, que los niños solamente pregunten sin tratar de hacer leyes que
obliguen a ello.
Cuando los
animales no pueden trabajar en circos, se cuestionan los zoológicos, y hay
tanto defensor animal, que no se pregunta si el animal pierde la utilidad o no
puede utilizarse en lo que se supone que debe realizar, no sería también el
momento de que se protegiera del dolor y la explotación, que se dejara de
sacrificar las vidas de las plantas:
“Prohibiendo la tala de árboles para hacer las piezas mecánicamente para leña, muebles, edificaciones, juguetes y demás objetos de madera. El cortarle la cabeza a la hierba impidiendo su crecimiento, para disfrutar y facilitar nuestra visión y caminar. El poner en grandes extensiones plantas de un solo tipo, impidiéndoles relacionarse con la diversidad y conocerla”.
“Prohibiendo la tala de árboles para hacer las piezas mecánicamente para leña, muebles, edificaciones, juguetes y demás objetos de madera. El cortarle la cabeza a la hierba impidiendo su crecimiento, para disfrutar y facilitar nuestra visión y caminar. El poner en grandes extensiones plantas de un solo tipo, impidiéndoles relacionarse con la diversidad y conocerla”.
Todo ser
vivo sufre, la mayoría del sufrimiento es producido por los homínidos, pues el
deterioro, el ser comidos desde el respeto, es la retroalimentación de la
propia Vida, su renacer y muerte, su propia Impermanencia.
Somos los homínidos
los animales que buscamos: “Utilidad, beneficio o imponer nuestra voluntad en la convivencia”. Residiendo en esta actitud la raíz del sufrimiento.
Por eso,
crea un conflicto el que una niña desde su inocencia, su incipiente
discriminación que todavía no separa todo irremisiblemente, se pregunte y nos
pregunte: “¿Cortan el césped los veganos?”.
Para la
niña, la Vida no está en unas cosas y se ausenta a nuestra conveniencia de
otras, para ella, la misma Vida que hay en el animal al que defendemos de su
dolor, es la que hay en la hierba a la que le cortamos la cabeza
inmisericordemente, impidiendo su crecimiento.
Hacer daño,
crear sufrimiento, no es algo que debamos impedir en alguna parte o
manifestación de la Vida, es algo que no debería haber necesidad de defender,
porque en nuestra humanidad no lo deberíamos estar creando en ningún lugar de nuestra
sociedad.
No indica
ello que debamos dejar de comer, disfrutar de los animales y de las plantas, de
crear jardines, circos, zoológicos, utilizar animales para ayudarnos y
compartir nuestras labores. Construir casas de madera y otros materiales,
encender el fuego de diferentes procedencias, pero vivir en la Dignidad, que
respeta nuestra vida y la de los demás, puede impedir el sufrimiento por medio
de la entrega a la Vida. No puede impedir el dolor, que nos hace buscar el
cambio y que nos lleva a la adaptación a estos cambios, creando la defensa
natural de cada individualidad, no para su separación, sino para la Unidad de
la diversidad.
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