Mucho se
ha escrito y hablado del ego, incluso yo, he pasado días argumentando acerca de
su existencia o inexistencia, pero no creo que nadie le haya puesto una cara a
esta inexistencia.
De rostros
infinitos, en su inexistencia se muestra a nosotros, destruyendo o dando forma
a nuestras vidas y consciencias. Controlando nuestras vidas y mentes, nuestro
ocio y nuestro hacer. Quizás es quien controla nuestras vidas, a quien tememos
cuando queremos vivir con principios y valores, sabiendo que no podremos
vencerle, que no podremos salir de su control.
Un sueño,
puede hacernos vivir el resto de nuestras vidas con miedos, pero también con
ilusiones. El sueño del dormido, tiene realidad mientras duerme, pero a veces
incluso despierto ese sueño controla y dirige su vida, existiendo en un
duermevela que le impide despertar y ser él mismo.
Probablemente
es lo más parecido a la naturaleza del ego, “Sin existir y sin que exista una
naturaleza que pueda ser llamada ego”, el vivir dormidos, le permite que le
estemos creando y reteniendo la energía que le damos, a lo largo de nuestra
existencia. Siendo incapaces de ser nosotros mismos, algo que haría innecesaria
la presencia del ego para controlar y dirigir nuestra vida.
Su fuente
de alimentación está en la lucha que ejercemos para destruirle, para
aniquilarle, tratando de borrar su existencia de la Vida. Pero es esta
inexistencia, que le impide defenderse, que le impide luchar, lo que hace que
nuestra lucha sea con nuestra propia Naturaleza Humana.
Shakyamuni
dice que: “En sus Meditaciones, visitando cuantos Universos han existido,
existen y existirán, no había encontrado la Naturaleza de Ego en nada”.
Pero muchos
otros Maestros, nos previenen de que el ego es el que impide que seamos
nosotros, el que impide que podamos retornar al origen, a nuestro Ser Real.
Por lo que
nuestro buscar es: si tiene o no existencia propia, naturaleza propia. Al igual
que al mirarnos en el espejo, mientras estemos mirando, siempre percibiremos que alguien nos
mira.
No soy yo
quien me está mirando, tampoco puedo decir que es alguien que no soy yo, no es
alguien que exista, pero obviamente es un reflejo en el espejo, podríamos estar
intentando descubrir su existencia o inexistencia, y en este buscar, morir sin
haber vivido, no habiendo existido nosotros, tampoco nuestro ego, pues
buscándole tampoco hemos podido darle vida.
Hay muchas
maneras de definirlo, de explicarlo, de estudiarlo, pero realmente, es
suficiente abrazar a alguien con amor para que deje de existir.
Como en
una hucha vacía, habrá lo que nosotros introduzcamos. Así el ego, será lo que
nosotros manifestemos, lo que nosotros creemos, con la fuerza que nosotros le
demos. Siendo suficiente, que despertemos al Amor para que no quede nada que
recuerde su existencia. Que abandonemos la separación de las individualidades,
para que nunca haya existido.
El Amor,
borra todo lo negativo de la Mente, dejándola de nuevo tan en blanco, que es
como escribir en el agua, eternamente escribiendo sin que quede la palabra, el
pensamiento o el recuerdo, de que algo existió anteriormente.
Es por
ello que el Amor, existe en el Aquí y Ahora Eterno, donde nada nace, nada
muere, nada vive, porque no crea la separación que permite percibir algo
diferente a lo que está Siendo, la Existencia de la Seidad de Existir.
En Yo
Absoluto, su Ego Absoluto, no admite existencia, no puede manifestarse, porque
en lo Absoluto no hay espejo que refleje, al Ser su Ego, el propio Espejo.
Muy inspirado escrito. Felicitaciones. Me encantó la comparación de lo eterno y el ahora, con escribir sobre el agua.
ResponderEliminarLa idea del yo absoluto sin espejo, me hizo recordar una experiencia maravillosa que me ocurrió mientras contemplaba el lienzo de "Las Meninas" del pintor Velázquez, en que me hice consciente de mi yo superior.