Aparentemente
podemos elegir entre un gran número de sociedades donde vivir. Izquierdas,
centro, derecha, mercado libre, comunistas, ricas, pobres, de consumo, incluso
tenemos una opción que casi nunca utilizamos que es una sociedad humana.
Básicamente
considero dos tipos de sociedad: “Con Dignidad y sin Dignidad”, visible en los resultados
de su convivencia, más que en las soflamas. Podríamos decir que, si funciona
bien con pocas leyes, con igualdad en su desigualdad, con principios
individuales, justicia y Responsabilidad individual creadora de Libertad,
independientemente de otras calificaciones, es Sociedad con Dignidad. Si es el
abuso, la ambición, el control y somos obligados a convivir mediocremente, es
una Sociedad sin Dignidad, sea monarquía, dictadura, república, mercado libre o
impuesto.
En ambos
tipos, no se pueden comprar o vender más coches de los que se fabrican. No se
puede sacar más de lo que se crea. No podemos pedir prestado para que otro lo
pague, porque es la ruina de esa sociedad.
Zapatero,
pagó más de lo que había al clientelismo, la deuda nos metió en la crisis.
Rajoy no se atrevió a decir la situación y que había que apretar el cinturón
hasta no poder respirar, siguió pidiendo para aparentar que teníamos, la hucha
vacía, porque el banco de donde se metía el dinero estaba arruinado. 70.000
millones en la hucha y más de 700.000 millones en deuda, con altos intereses y
sin quien quisiese prestarnos, adiós hucha.
Ahora los
que pueden recuperar dinero de las hipotecas, piden y piden. No importa cómo,
pero si una empresa pierde, cierra. Nos expliquen y nos digan lo que quieran, lo
que queramos oír, solamente el Gobierno puede gastar más de lo que ingresa,
pero quien lo pagará será el pueblo.
Cuando compramos
algo, se suman todos los costos y gastos, hasta la limosna que se ha dado a un
pobre o la moneda que se nos perdió, se suman los beneficios, se divide por lo
que se vende y se pone el precio. El Gobierno deja el marrón a los que vengan,
pero las empresas solamente se lo dejan a los obreros o a los que les deben
dinero, que se lo cobrarán a los que compren lo siguiente que fabriquen.
Si pagan
los bancos, ese dinero lo pagarán quienes tengan que pedir hipotecas (nuestros
hijos y vecinos), mas lo que tengan que pagar los bancos de su hipoteca, que al
ser un % sobre el préstamo, probablemente sea mayor que lo que se paga ahora. Cuando
un Gobierno o político, vende a quien le mantiene y presta dinero, es porque le
da más beneficios a su socio.
El comunismo
ha sido una máquina de crear millonarios y poderosos, mafias y asociaciones
criminales. Todos somos iguales en el comunismo. Pero cuando no tienes un Dios
a quien pedir o tener fe, cuando no hay religión que te recuerde los principios
y valores y solamente puedes pedir, rezar, tener fe, y apoyarte en el Gobierno
del Partido, hay que vivir sin pantalones o sin Dignidad, la mayoría de las
veces sin ambas cosas.
Cuando el
mercado es libre, tienes que pagar por todo lo que te dan, no hay nada gratis,
algo que es lo mismo en cualquier sociedad. Tratan de venderte lo que fabrican
y fabricar lo que quieres comprar. Crearte el deseo de tener más de lo que
puedes tener, porque eso es lo que mantiene el mercado de esclavitud.
Cuando hay
Dignidad, el empresario es la parte del pueblo que acepta la responsabilidad de
crear puestos de trabajo, desde la Justicia y el reparto justo. Otros aceptan
el Servir Gobernando, otros el de ser obreros o ciudadanos de a pie. Lo que
hace la Dignidad, es que siendo todos diferentes, se respeten. Que pensando
diferente se escuchen. Que cada uno dé lo mejor de sí mismo en la
responsabilidad escogida y aceptada, cogiendo lo que le pertenece tras dar lo
que pertenece a los que han intervenido en su creación. Un reparto justo es,
pasar todos hambre cuando no hay, teniendo todos suficiente. Usando las cosas
que se pueden tener en una sociedad rica, sin posesión, sin desear más,
teniendo también suficiente.
Tener suficiente,
con lo que nos corresponde en un reparto justo, es la Dignidad Social. La
Indignidad nace si el reparto es injusto o se desea más.
Pero no es
la Indignidad de los demás, sino la nuestra la que hace la Injusticia, porque
el Pueblo es cada uno de nosotros. En el Pueblo, no hay Poderes o clases diferentes
de ciudadanos, solamente hay diversificación en las responsabilidades que cada
uno tiene en su servicio al Pueblo.
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