He estado
durante unas semanas, argumentando acerca del Todo y las partes, su relación y
sus implicaciones cuando ese Todo es lo Absoluto y las partes la Creación, en
la que estamos incluidos nosotros y las almas, espíritus, materia y todos esos
mundos y universos que nos rodean, en los cuales estamos sumergidos.
Somos el
cuerpo que ignoramos y nos identificamos con la mente, que consideramos la “parte diferencial” con el resto de las partes de ese Todo que debemos ser y
solamente lo consideramos una abstracción o chorrada, pues somos este cuerpo
que morirá y se convertirá en polvo o nada, que nunca volverá a existir,
separados del resto de individualidades de ese Todo, del que formamos parte y
al que podremos unirnos, pero nunca ser.
En nuestra
vida, vemos que cuando un todo es creado potencial o mentalmente, se va creando
al tiempo que se van creando las partes. Una vez creadas las partes, ese todo
que hemos concebido mentalmente es ensamblado uniendo todas las partes. El resultado
de ese todo, siempre es más que la suma de las partes, porque siendo todas las
partes, además es el conjunto o unión de todas ellas en un Todo, en el que no
hay diferenciación o discriminación de la naturaleza o función de las partes.
Es nuestro
posicionamiento como observador externo a este Todo, el que crea la
discriminación y diferenciación entre el todo y sus partes, o entre la
individualidad y función de las partes.
Nosotros, somos
una de las partes del Universo, y nuestro Universo, una parte de ese Universo
que decimos que puede existir que llamamos Multiverso, o Todo Universal.
Como parte
de Él, nuestra consciencia percibe las otras partes o individualidades, pero
crean una separación, discriminación o función separada de cada individualidad.
A pesar de ello consideramos que hay un Todo, al igual que consideramos que hay
un Todo: “Humano, animal, vegetal, solar, de constelación o Universo”, cualquier individualidad puede ser agrupada en
diferentes “Todo”, pero seguimos percibiendo
la parte separada del todo en el que la hemos integrado.
Cuando decidimos
que hay un Concepto de Todo, al evolucionarlo llegamos a la conclusión, de que tiene
que haber una unión o Individualidad de todos los Todo. O lo que podríamos
considerar el Concepto del Dios Absoluto. En el budismo se considera y así se
escribe en los Sutras, que: “Buda existe debido a la existencia del Hombre y que el hombre
existe debido a la existencia de Buda”.
En el
resto de filosofías y religiones, hay un Dios Absoluto que tiene una relación
con una de sus partes o Creación, que puede unirse una parte a Él, pero que no
es Dios, ni tampoco lo será. Lo que hace, que se exista en Dios, pero no siendo
Él, algo que haría que lo Absoluto fuese: “Dios y la Creación que
vive en Él”.
Mientras que
el budismo afirma, que si existe el coche es debido: “Al motor, el
chasis, el parachoques, la batería, las ruedas y demás individualidades”. Que haría, que el coche no pudiese existir sin las
partes, que las partes son en alguna manera, cada una y en su totalidad las que
dan y son, la propia existencia del coche.
Si el
coche no existiera, tampoco existirían las partes, pues no habría un Todo en el
que pudieran estar integradas.
Con lo que,
mientras potencialmente podrían existir tanto las partes como el Todo en el
Vacío de un Absoluto de posibilidades, la realidad sería una Nada en la que no
habría nacido ninguno de ambos Conceptos, nacimiento previo a la Creación del
Todo o de las partes, al menos como Consciencia.
Pero que al nacer ambos Conceptos, las partes podrían existir en la Dualidad percibiéndose
unas a otras, identificándose a sí mismas por la comparación con otras individualidades
o con una de las partes que se integran en su propia individualidad, desde la
percepción de otra de las partes. Uniéndose a su Todo del que forman parte por
ensoñación, abstracción o fe. Porque de esa integración, no puede haber percepción,
no habiendo dualidad en el Todo Absoluto lo único sería Seidad en el Vacío.
No podemos
decir que las partes y el Todo sean lo mismo, podemos verlo en cualquiera de
las cosas que nos rodean: “El Árbol no es el bosque”. Pero
siendo árbol, no sabe que es árbol o bosque, si las ramas u hojas no perciben
separación en su individualidad.
Si realmente
fuésemos las partes del Todo, no percibiríamos nuestra individualidad como
parte, pero tampoco podríamos percibirnos como Todo, al no haber Consciencia de
Dualidad, de la separación de las individualidades que nos integran.
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