Leía ayer
un post, con una foto y frase de: “Noam Chomsky”, no sé quién es,
ni he leído sobre sus ideas. Simplemente me deprimió esa definición del pueblo,
de ti y de mí, de nosotros el pueblo, seguidores de quien señale un camino,
creación de alguien que controla nuestras vidas.
Siempre me
ha parecido, que lo que enseña la película es lo que yo he aprendido, no me ha
importado lo que quería enseñar o lo que pretendía que yo pensase: “Me ha bastado con
lo que he entendido”.
Siglos de
historia, de libros contando lo que hemos creado a lo largo de siglos, de milenios,
para que nos digan que nuestro crecimiento, que nuestra evolución, nos ha
llevado al: “Silencio de los borregos”.
Hay protestas,
manifestaciones, incluso revoluciones desde antiguo, por siglos, que
simplemente y al parecer, ha sido para cambiar al pastor. Nos siguen diciendo
que somos borregos y que los poderes son: “Dueños de nuestras vidas y
haciendas, de nuestras mentes e incluso, los creadores de nuestro saber y
opinión”.
Yo siento vergüenza
de escucharlo, pero más vergüenza sentiría si pensase que tiene algo de razón. No
importa mirar alrededor y ver la actuación de los poderes, de los medios de
información o lo que se enseña, es nuestra incapacidad, nuestra falta de amor
propio y respeto por nosotros, los que hacen, que una sociedad camine donde se
le dice, siendo y pensando lo que le es apenas indicado por el pastor de turno.
Nuestra falta
de respeto por lo que somos o decimos ser: “Seres humanos, seres
pensantes y conscientes, poseedores de un alma especial que llamamos humana”, es lo que permite, que hablemos mal de los que se
autonombran pastores, pues hay que tener un rebaño para serlo, porque cuando no
se nombran a sí mismos, son los elegidos, patrocinados, protegidos y defendidos
por los borregos.
Personalmente, sentiría vergüenza de mí mismo si culpase a los demás de mi pensamiento y
entendimiento. Me pueden joder la vida, cuando los borregos siguen las ordenes
de los pastores. Pero pocas veces me han jodido los pastores personalmente.
Los estados
totalitarios, pueden serlo no por sus dirigentes, por los pastores, sino por
los borregos que se comen la hierba de los otros ciudadanos u ocupan sus
tierras.
No hay que
controlar lo que la gente piensa, pues si eres autónomo en tu pensamiento, no
puedes bajar de ser persona.
Es precisamente
porque la gente no piensa, por lo que los pastores les dicen lo que tienen que
pensar.
Y es que
hay que entender lo que vemos y leemos, no exigir que nos digan lo que hemos
visto, leído, vivido y somos. Porque en ese caso, somos gente que actúa en la
película del: “Silencio de los Borregos”.
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