Alrededor de
una hoguera, los ancianos cuentan las historias de la tribu, de cómo han
llegado al presente, los niños, los jóvenes y aquellos que han oído mil veces
las historias de las hogueras, quedan asombrados por tantas situaciones que ha
habido que superar, que solucionar, para estar escuchándolas de labios de los
que las han vivido o escuchado de otros ancianos, que sentados alrededor de la
hoguera guardan silencio.
En la
plaza del pueblo, los ancianos y los filósofos cuentan historias y debaten ideas,
algunas descabelladas, otras en las que es imposible decidir lo correcto,
elegir una verdad o la otra.
Pero en los
niños, en los jóvenes, los hay que oyen todo cuanto les es dicho, algunos se
impresionan, otros piensan que son fantasías o solamente palabrería. Otros las
aprenden para poder contarlas, para poder transmitir el conocimiento d ellos ancianos
y pensadores o las generaciones que vienen haciéndoles adultos y ancianos. Otros
aún deciden hacerse profesores para que no se pierda la historia, o filósofos
que enseñan cuanto aprendieron.
Solamente unos
pocos, saltan a la plaza, al centro donde el orador expone sus ideas para
preguntar, argumentar, debatir o intentar rebatir lo que cuentan los ancianos o
dicen los filósofos.
Unos tratan
de imponer sus pensamientos, lo que han entendido de lo que oyeron, de lo que
su pensamiento encuentra en las vivencias.
Unos pocos
de ellos, han escuchado muchas veces cuanto les han dicho, pero solamente
encuentran dudas en lo que han entendido, se han perdido en el entrelazado de
las diferentes historias y pensamientos. El cuadro está descolorido o demasiado
exuberante, no tiene armonía en su colorido o sus formas.
Por lo que,
preguntan extrañas preguntas, debaten lo que les dicen, buscando armonizar su
entendimiento, no buscando la equivocación, sino el poder ser responsables de
su entendimiento, de lo que han entendido de lo que han escuchado, para no
cometer los errores que les dicen, para encontrar soluciones a lo que no ha
podido superarse.
Darles el control
de: “Nuestro entendimiento, de nuestras vidas, a otros”.
Permitir que la responsabilidad de lo
que somos, consentir que nuestro pensamiento, que nuestras opiniones solamente
nos permitan repetir lo que hemos oído.
Sentados alrededor de la hoguera,
escuchando la voz de la Vida contando cuentos e historias, de cómo hemos
llegado a estar sentados alrededor de la hoguera.
La Voz de la Vida que desde su
Silencio, permite a quien escucha ser Vida, viviendo en la Duda de ser el responsable
de serlo.
El serlo nos hace descuidados y a
veces mostramos más el aspecto de la Muerte. Es por lo que mantener la Duda,
nos puede permitir siendo los responsables de serlo, dar lo mejor de nosotros
en el esfuerzo de manifestarlo: “Manifestar que somos Vida”.
Nuestra capacidad de reflexionar ojalá no se exige con tanta tecnología que por este tiempo inmoviliza
ResponderEliminarel pensamiento...pero a fin de cuentas llegará el momento en que el hombre se detenga y piense ...más aún acepte pensar
en los que sus ancestros le han legado y que a causa de este avance descontrolado de lo tecnológico se perturba
como sea siempre habrá seres que buscan la iluminación...más allá de lo que nos han dejado el piedra escrita
más allá d elo que nos puede dar las ideas preconcebidas...y al final llegar al mismo confín de Dios.
Tenemos que escuchar la Vida que nos rodea, que además es lo que somos, es lo que nos ha tratado de comunicar cuanto ha existido antes que nosotros, también nuestros ancestros: La Voz de la Humanidad, la Voz de la Vida.
EliminarAquí sigo leyendote,leyendome maestro,vida mía.
ResponderEliminarGracias.