Nos sorprende
el número de veces que perdemos en la vida, nos duele el perder, nos parece imposible
que nos ganen tantas veces en tantas circunstancias, creemos que algo nos tiene
marcados, que la Vida nos ha olvidado, que hemos nacido para ser perdedores.
Nos parece
natural, que la mayoría de las veces, salgamos vencedores en cuantas
situaciones nos encontramos en el caminar por la vida diaria. Pocas veces
pensamos que alguien tiene que perder si hemos vencido, o estamos seguros que
se lo habrán merecido y que la Vida y Dios son Justos.
Nos vemos
reflejados en las circunstancias, creemos que somos el fracaso o los
conquistadores, simplemente porque hemos ganado o perdido.
Olvidamos,
que solamente los animales se sienten libres, porque incluso cuando pierden, no
dejan de ser “Ganado”.
El fracaso
en nuestras vidas, no es perder o ganar, sino dejar de aprender de lo vivido.
Aprender no
se refiere a cambiar las circunstancias, a convertirnos en ganadores, en
aprender de las derrotas el camino de vencer a los demás.
Porque hay un
fracaso que no tiene retorno: “El no realizar las funciones de lo que somos
potencialmente”. No es posible ser algo
diferente a lo que estamos siendo.
El fracaso,
no consiste en fracasar en las circunstancias, sino el negarnos a ser un
fracasado cuando es nuestro ahora.
El cambio
en la Vida es continúo y eterno, la Vida es Impermanente en todas sus facetas,
manifestaciones y circunstancias. Eso nos hace creer que la Impermanencia es lo
único que permanece, pero todo Permanece Eternamente en el Ahora, sin
posibilidad de cambio.
El Yin y
el Yang, son necesarios para vivir, para existir, algo que solamente es
perceptible en la Dualidad. “En la Vida, todo es Permanente y sin Cambio, en la Vida todo es
Impermanente Cambiando continuamente”. El Yin y el Yang, no pueden separarse.
Toda victoria,
tiene su fracaso, todo fracaso tiene su victoria. Pero para nosotros solamente existirán
si los descubrimos, si somos capaces de ver ambos, si tenemos el valor de
darles existencia y vida, sin mirar tan siquiera lo que es.
Solamente,
cuando lo vivido nos conduce a ser lo que debemos ser en el nombre que nos
damos, en el nombre que recibimos como parte de la Vida: “Seres Humanos”, decimos que es nuestro nombre, nuestra Naturaleza,
nuestra Esencia, podremos dejar de fracasar o necesitar vencer.
No hay
fracaso, ni victoria, ni son necesarias para ser lo que somos.
Ser lo que
somos, es lo natural, lo inevitable, pero cuando fracasamos en aceptarlo,
solamente un esfuerzo sobrehumano nos permitirá descubrir lo que somos, pues no
ver lo evidente, es algo que hace ciego a quien ve, a pesar de que a veces es
llamado soñador.
Temer el fracaso, es
la negación de aceptar lo que somos.
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