Un lema
ampliamente difundido, al igual que el Sí es Sí, podría serlo. Son lemas
nacidos cojos, al faltarles su otra mitad, sus otras infinitas posibilidades y
probabilidades de equilibrio. Sí es No, No es Sí, No es a veces No a veces Sí.
¿Cuántas veces es uno o es otro, cada uno de ellos?
Usamos un
simplismo, para repudiar lo que ya ha sido realizado, manifestando el deseo de
que los demás no vuelvan a cometer: Abuso y violación, pero referido al ámbito
sexual, al ámbito de la mujer.
Por hambre,
por necesidad, niños y niñas de muchos países dicen Sí, siendo abusados por
hombres y mujeres que pagan por ese Sí. Siendo ellos, los que deberían decir No
con claridad a ese Sí.
Pero hemos
sacado a la luz un Abuso y Violación, que además es concreto: de las mujeres,
en el aspecto sexual. Olvidando, que ambos sexos abusamos uno del otro, cada
uno con sus armas.
¿Cuántas
mujeres dicen Sí?, simplemente por lo que pagamos o por lo que quieren
conseguir de quien mantiene relaciones con ella.
¿Cuántos hombres
compran un Sí?, abusando de las necesidades de esa mujer, ese niño, esa niña.
¿Cuántas
mujeres compran un Sí?, abusando de la necesidad de un joven, un niño, una
niña.
Quien primero
tiene que responderse, a ese No o ese Sí, es quien lo pronuncia. ¿Por qué uno u
otro?, ¿Cuál es realmente la respuesta que desea dar?
A veces,
damos una respuesta, llevados por la lujuria, la indignidad, o simplemente por
lo que puedan pensar o por puritanismo o costumbres.
Otras veces
damos una respuesta, mostrando que lo que deseamos es lo contrario, porque trasladamos
la responsabilidad a la otra persona.
En mi vida
me han dicho que sí, porque pretendían conseguir algo de mí. Me han dicho no, y
si lo he respetado, me han abandonado por respetarlas. Ha habido personas
coherentes con lo que han dicho, y no ha habido reproches si la relación se rompía.
Afortunadamente, cuando respetas y eres respetado, casi nunca es necesario
decir que sí o que no, que ha sido la mayoría de las veces en mi vida.
Cuando vivimos
en la Dignidad, la nuestra, somos sinceros con nosotros y con los demás. De ese
respeto hace que no sea necesario el Sí o el No. Pero a veces debemos decir lo
contrario de lo que creemos podría ser nuestra respuesta, simplemente porque no
aceptaremos las consecuencias de nuestros actos o porque lo que tenemos permiso
para realizar, no se corresponde con la Ética, Principios o el respeto por
terceros, a los que estamos obligados por nuestra Dignidad. Siendo que
deberíamos decir No, cuando la respuesta podría ser Sí.
Pero realmente
cuando se vive con Dignidad, el No, se refiere a que simplemente no
realizaremos ningún acto de Abuso o Violación, en ninguno de sus matices o
formas.
Salimos a decir
“No es No”, cuando ha habido una violación que sale en los medios de
comunicación, con la suficiente relevancia, para que los edificios públicos y sus
funcionarios, salgan fotografiados en las noticias.
La noticia
siguiente es posible que sea, de corrupción Administrativa o Judicial, en la que
funcionarios, fiscalía o jueces, han Abusado de su Poder, para violar los
derechos de los ciudadanos, para lo que tienen que violar: sus funciones, la
ley y la Justicia, actuando sin Dignidad ni Ética en sus funciones, sirviendo a
la Indignidad.
Pero
podríamos referirnos a lo que hacemos en el trabajo, lo que pagamos a nuestros
trabajadores, la relación con amigos, vecinos o personas que está a nuestro
servicio o a las que servimos.
Cuando vivimos
con Dignidad, el No es No y sus derivados se hace innecesario, porque la
Dignidad, no se aplica solamente al sexo, o diferencia por sexos, sino que nos
lleva a respetarnos y mantenernos en nuestra verdad, respetando y aceptando todas
las verdades.
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