Que gran
esfuerzo, supone, el querer cambiar lo inevitable. Es digno de loa, dice y
expresa nuestro pesar por el daño que le hemos creado a nuestra casa, a nuestros
convecinos y a nuestro propio vivir. Pero es algo que será inevitable.
Las
glaciaciones y los cambios climáticos, son parte de la Naturaleza de la Tierra.
Las desapariciones de formas de vida, han sucedido desde su nacimiento, pues la
Tierra al igual que cualquier organismo o individualidad, necesita un
equilibrio para vivir, para existir, para cómo se manifiesta dependiendo de ese
equilibrio.
Todos
sabemos de que las placas tectónicas, donde vivimos, donde tenemos la tierra
firme, se mueven. Que es cuestión de tiempo, que unas partes se cierren o
estrechen, y otras se abran o separen. Lo que hará que las aguas frías del
norte y sur, y las calientes de los trópicos, circulen de forma diferente, que
cambien sus volúmenes en el intercambio, lo que hará cambiar los vientos, la
temperatura de los océanos, el clima y por tanto las condiciones de vida.
Pero ha
habido momentos en los que cuando los grandes saurios, producían demasiado
metano, gases de invernadero o la disminución de oxígeno, o simplemente porque
cambiaron las condiciones, desaparecieron y fueron sustituidos por otros que
establecieron un equilibrio diferente y nuevo.
Y es que
la Naturaleza, tiene métodos que han sido utilizados durante millones de años,
para equilibrar la vida en la Tierra. La diferencia con el momento actual es
que queremos ser nosotros los que decidamos qué equilibrio y cómo debe ser
establecido, porque sentimos que somos los responsables del equilibrio que nos
lleva a la desaparición, a no poder existir en el equilibrio que estamos
creando.
Independientemente
de nuestra acción o de lo que hagan las vidas que pueblan la Tierra, el
equilibrio que prevalecerá, será determinado por la propia Tierra, como ha sido
a lo largo de millones de años y porque es la Individualidad que se manifiesta
como integradora de las demás.
Cuando una
especie de cualquier tipo aumenta su población, el equilibrio se realiza,
aumentando otras especies; desapareciendo otras o la especie que no puede
alimentarse por exceso de individuos.
Cuando
aumenta la población de animales, las plantas que les alimentan se protegen
para no desaparecer. Cuando aumentan las plantas, crece el número de animales
que las comen.
Cuando hay
demasiados de una especie, nacen menos crías o nacen un mayor número de machos.
Otras son las madres las que matan a las crías, para regular la población.
La
capacidad de la Tierra para metabolizar o reciclar, lo que sus partes producen
de deshechos, tiene unos límites, cuando estos se sobrepasan, hay especies que
no pueden seguir existiendo, y no son necesariamente las que crean el
conflicto, sino aquellas que no pueden vivir en las condiciones que se han
creado.
Nosotros
hemos intentado crear un estado de bienestar, sin medir las consecuencias, sin
pensar en los desequilibrios que se crearían y sin poder tomar las medidas
necesarias para crear el equilibrio entre nuestro bienestar y el resto de
vecinos que conviven con nosotros y que son nuestro alimento, los que permiten
nuestra existencia, como inquilinos de este planeta.
Ha habido tiempos en los que se moría joven, en otros, cuando aumentaba la población había guerras o se sacrificaban a mujeres jóvenes, evitando nacimientos. Se han llevado o expulsado de las tribus a los viejos, porque necesitaban más que producían y cuando no, la hacinación ha creado enfermedades que han reducido la población.
Ha habido tiempos en los que se moría joven, en otros, cuando aumentaba la población había guerras o se sacrificaban a mujeres jóvenes, evitando nacimientos. Se han llevado o expulsado de las tribus a los viejos, porque necesitaban más que producían y cuando no, la hacinación ha creado enfermedades que han reducido la población.
Ahora con
las medicinas, los derechos, la forma de vida, hemos aumentado la longevidad. La
Naturaleza ha reaccionado haciéndonos menos fértiles y nosotros hemos creado
los métodos de fertilización. La población crece y crece, se aumentan los años
de vida y aumenta más deprisa la vejez que la juventud. No es malo ni bueno,
simplemente hay que equilibrar nuestra forma de convivencia, con nuevos
equilibrios.
Aumenta la
necesidad de: Ciudades, carreteras, producción de bienes, la de alimentos, no
importa de dónde se saque la energía, los materiales que se usen o la cantidad
de reciclado, lo que hay que encontrar es que la Tierra sea capaz de reciclar y
asimilar los deshechos que producimos.
Podríamos fabricar barcos de madera y vela, pero habría
que cortar árboles y plantar algodón u otro tipo de textil para fabricar para
todos. Habría que tener ríos, canales y mares para ir a todas partes.
Si comemos
carne, hay que hacinar animales y que produzcan disminución en el oxígeno del
aíre y el efecto invernadero. Si comemos vegetales, tenemos que destruir
bosques y crear campos de monocultivo, para alimentar a todos cuantos vivimos.
Cuanto más
terreno necesitemos, cuanta más agua, cuanta más energía, quedará menos espacio
para los demás y necesitaremos más recursos para obtener la energía que
consumamos.
Y es que
cualquier cambio, es un efecto mariposa, que trasciende lo simple y sobre todo,
el que pensemos que podemos esclavizar la Tierra, para que haga lo que nos
conviene.
No podemos
evitar el cambio climático, pero sí hacer lo correcto con nuestro hogar. Lo que
deseemos tener, obligará a la Tierra a producirlo, quitándoselo a otra parte.
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