Dicen que
hay que limpiar la casa, el hogar, de todo lo viejo, mirar los errores, conocer
el daño causado y recomponernos, para poder crear algo mejor en el año que
recibiremos, en el que podremos y tendremos la oportunidad de corregir nuestros
errores y equivocaciones.
Durante décadas
hemos aumentado las ONG, para ayudar al necesitado.
Durante
décadas hemos creado asociaciones, organismos y grupos de protección de los
derechos.
Durante décadas,
estamos tratando de cambiar, de mejorar, de corregir nuestras equivocaciones y
errores.
Desgraciadamente,
seguimos mirando donde nos señala el dedo, en lugar de mirar quién se sienta
encima de nuestro culo.
Seguimos viendo
los problemas que nos dicen, en lugar de ver los que creamos a nuestro
alrededor inmediato.
Porque la
pregunta y su respuesta, no son cómo corregir las cosas, sino ver cómo son
creadas.
No está la
solución de nuestros problemas y miserias en arreglar cuantos problemas
creamos, sino el observar y trabajar en nosotros mismos para no crearlos.
Indudablemente,
algunos llegaremos a las posiciones de poder, otros nos permitirán tenerlo y
mantenerlo, porque son el poder que nos permitirá ser poderosos.
No hay mayor poder
que servirnos unos a otros correctamente.
Pero nuestra sociedad, nuestra forma de mirar la convivencia es que el poder puede abusar y violar desde la impunidad, que si eres fuerte y perteneces a un grupo grande que te sigue, puedes abusar y violar a cualquier débil, siendo protegido por quienes, actuando como sicarios, venden su dignidad al poder.
Pero nuestra sociedad, nuestra forma de mirar la convivencia es que el poder puede abusar y violar desde la impunidad, que si eres fuerte y perteneces a un grupo grande que te sigue, puedes abusar y violar a cualquier débil, siendo protegido por quienes, actuando como sicarios, venden su dignidad al poder.
Alguien crea
la pobreza, el hambre, la desigualdad, la miseria, y nos enseña que la solución
está en la humanidad, en el amor, en la empatía, en dedicar nuestras vidas a
ayudar a esas personas abusadas y violadas, que no tienen ni la fortaleza de
aceptar o ejercer, una mínima responsabilidad sobre sus vidas.
Rodeados de
abusos y violaciones, nos dirigen a la que es más visible, la que puede desviar
nuestra mirada, de todas las demás: la sexual.
Hemos sido
convencidos que el sexo es el amor, de que nuestra libertad consiste en poder
tener relaciones o negárselas a quien nos dé la gana, que nuestros derechos son
los de decidir cuándo abrir o cerrar las piernas, porque abrir la mente es
mucho más complicado, aprender a decidir no solamente acerca de nuestras
relaciones sexuales, nos obligaría a pensar, que es algo peligroso.
Cuando el
poder, puede abusar y violar a quienes están bajo su protección y cuidado. Cuando
los gobiernos y poderes, pueden llevar a la miseria y el hambre, a quienes
están bajo su responsabilidad y cuidado. Cuando se tiene que confrontar a
hombres y mujeres, para que no se den cuenta de que son abusados y violados los
dos sexos, por quien es más fuerte que cualquiera de ellos, pero no que los dos
unidos. El pueblo crece, con el fuerte abusando y violando al débil, olvidando
o viendo que unos somos más fuertes en un aspecto y otros en otros: Abusos y
violaciones, se realizan mutuamente y sin posibilidad de ser evitado.
Es natural
que la enseñanza y el adoctrinamiento, sea el camino de dominar al pueblo, por
aquellos del pueblo que llegan a los lugares de mayor responsabilidad y
servicio.
El poder
aumenta la capacidad de ayudar, de proteger y cargar con la responsabilidad,
del bienestar de la Tierra y cuantos viven en Ella.
Pero cuando
lo que aumenta es: la ambición, la corrupción, la irresponsabilidad, el abuso,
la violación y sus formas, y el servirse a sí mismo, con el aumento de poder. Deberíamos
mirar si la semilla, si el abono que les hace crecer y aumentar no estará en el
pueblo, en nosotros mismos, que necesitamos crear los problemas, para dominar a
los que necesitan que les saquemos, de donde los hemos llevado.
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