No pretendo molestaros

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Yui Shin

viernes, 6 de marzo de 2020

HACER JUICIOS

          Es quizás la casualidad, o puede ser que hay días que surgen comentarios y opiniones acerca de una misma palabra, de una acción.
          He leído en varias publicaciones en Facebook, juicios y opiniones acerca de esta misma palabra: “Hacer o formarse juicio de alguien, de los demás”.
          A veces miramos las palabras y tratamos de vivir de acuerdo con los significados que usamos para ellas. Olvidando los significados y el porqué se utilizó esa palabra y sus funciones.
          Enjuiciar o un Juicio, debería de significar encontrar la verdad más justa entre dos verdades.
          Cuando vivimos con dignidad, dos personas, cada una con su verdad, acuden a una persona de Dignidad probada, para que Sentencie la Verdad más Justa que encuentre como solución al conflicto.
          Cuando una o ambas partes, carecen de dignidad, en el Juicio, se trata de encontrar una solución lo más justa posible, dentro de las leyes y sobre todo tratando de encontrar la Verdad.
          La Sentencia es el pago por la falta de dignidad, mentira, abuso o violación de los derechos ajenos, al faltar a la verdad.
          En general, el Juicio, como se entiende la palabra en su origen o la función a la que se le dio el nombre, podríamos resumir que significa: “La búsqueda de la Verdad”.
          Con la pérdida de la dignidad personal y humana, hemos adulterado el significado original de la palabra, su función en la convivencia.
          En una sociedad en la que lo importante es ganar, conseguir, poseer, dominar, tener impunidad desde el poder, donde las leyes se escriben para ser retorcidas, donde hay tres cosas que no se permite que entren en una sala de justicia, que son: La Verdad, la Dignidad y la Justicia. Donde en demasiadas ocasiones, es el propio juez, el que usurpando este nombre por carecer de amor y respeto por la Verdad, carecer de Dignidad, nunca buscará la Justicia en sus decisiones, hemos llegado a entender que es siempre negativo el enjuiciar a los demás.
          Pero encontrar la realidad y verdad de cómo se manifiesta una persona, nos permite aceptarlo como es desde este conocimiento y sin sentir que somos engañados, pues es nuestra equivocación al juzgarlo, lo que nos ha traído la decepción.
          El mentiroso miente, el falso trata de engañarnos, el interesado nos acepta por lo que espera obtener de nosotros, no hay nada equivocado, son como son. No tenemos nada que reprocharles, pues somos nosotros los que tenemos que saber por qué los tenemos como amigos, por qué no queremos relacionarnos con ellos, o por qué los envidiamos u odiamos, o lo que es peor, el porqué de sernos indiferentes.
          Pero todo ello no es culpa de los demás, sino de nuestra equivocación al juzgarlos, es nuestra responsabilidad el no haber sido justos con ellos, el no haber conocido su verdad.
          Enjuiciar correctamente, nos hace responsables de nuestras decisiones, pues no podemos culpar a los demás de habernos engañado, por ser como son.



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