Es quizás
la casualidad, o puede ser que hay días que surgen comentarios y opiniones
acerca de una misma palabra, de una acción.
He leído
en varias publicaciones en Facebook, juicios y opiniones acerca de esta misma palabra:
“Hacer o formarse juicio de alguien, de los demás”.
A veces
miramos las palabras y tratamos de vivir de acuerdo con los significados que
usamos para ellas. Olvidando los significados y el porqué se utilizó esa
palabra y sus funciones.
Enjuiciar o
un Juicio, debería de significar encontrar la verdad más justa entre dos
verdades.
Cuando
vivimos con dignidad, dos personas, cada una con su verdad, acuden a una
persona de Dignidad probada, para que Sentencie la Verdad más Justa que
encuentre como solución al conflicto.
Cuando una
o ambas partes, carecen de dignidad, en el Juicio, se trata de encontrar una
solución lo más justa posible, dentro de las leyes y sobre todo tratando de
encontrar la Verdad.
La Sentencia
es el pago por la falta de dignidad, mentira, abuso o violación de los derechos
ajenos, al faltar a la verdad.
En general,
el Juicio, como se entiende la palabra en su origen o la función a la que se le
dio el nombre, podríamos resumir que significa: “La búsqueda de la Verdad”.
Con la
pérdida de la dignidad personal y humana, hemos adulterado el significado
original de la palabra, su función en la convivencia.
En una
sociedad en la que lo importante es ganar, conseguir, poseer, dominar, tener
impunidad desde el poder, donde las leyes se escriben para ser retorcidas,
donde hay tres cosas que no se permite que entren en una sala de justicia, que
son: La Verdad, la Dignidad y la Justicia. Donde en demasiadas ocasiones, es el
propio juez, el que usurpando este nombre por carecer de amor y respeto por la
Verdad, carecer de Dignidad, nunca buscará la Justicia en sus decisiones, hemos
llegado a entender que es siempre negativo el enjuiciar a los demás.
Pero encontrar
la realidad y verdad de cómo se manifiesta una persona, nos permite aceptarlo
como es desde este conocimiento y sin sentir que somos engañados, pues es nuestra
equivocación al juzgarlo, lo que nos ha traído la decepción.
El mentiroso
miente, el falso trata de engañarnos, el interesado nos acepta por lo que
espera obtener de nosotros, no hay nada equivocado, son como son. No tenemos
nada que reprocharles, pues somos nosotros los que tenemos que saber por qué
los tenemos como amigos, por qué no queremos relacionarnos con ellos, o por qué
los envidiamos u odiamos, o lo que es peor, el porqué de sernos indiferentes.
Pero todo
ello no es culpa de los demás, sino de nuestra equivocación al juzgarlos, es
nuestra responsabilidad el no haber sido justos con ellos, el no haber conocido
su verdad.
Enjuiciar correctamente,
nos hace responsables de nuestras decisiones, pues no podemos culpar a los
demás de habernos engañado, por ser como son.
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