Hace milenios desde que los principios, los Conceptos de nuestra convivencia con el Universo fueron desarrollados, para ser escritos cuando una mayoría los vivía incluso sin conocerlos.
El Poder, era la protección del débil,
la defensa de quien no podía hacerlo.
La cobardía no había nacido, había
personas incapaces de hacer muchas cosas, pero que daban lo mejor de sí mismos
a la comunidad. Siendo los fuertes, los habilidosos, los que hacían todo lo que
los débiles o torpes, no podían hacer.
Este era el equilibrio del Poder, que
sólo intervenía por delegación de la comunidad, para que todos disfrutasen de
sus diferencias, formando un solo grupo, una tribu, una familia.
Al nacer la cobardía, algunos la
incorporaron a su personalidad, convirtiéndose en abusadores y violadores de
los débiles, de la indefensión o los indefensos.
Al escribir los Conceptos, estos
fueron tergiversados, cambiados y adaptados a los tiempos, a las costumbres, y
finalmente a los intereses de quienes poco a poco, por medio del abuso y la
violación, habían asustado o engañado a los demás: Los cobardes.
Hace también milenios, que podemos leer
de abusos y violaciones, de aquellos que recibieron por delegación del pueblo
el Poder para gobernar. Administrando la convivencia y bienestar, defendiendo y
protegiendo la: Verdad, Dignidad y Justicia en la convivencia con el Universo.
Los cobardes habían conseguido
alcanzar el Poder.
Sus principios, son los naturales y
propios de la cobardía: El abuso y la violación, mantenidos y protegidos por:
La mentira, la indignidad y la injusticia, protegiéndose en la impunidad.
Nunca han dejado de ser asalariados
del pueblo, delegados para realizar las funciones que lleven al pueblo al
bienestar, la convivencia en paz y felicidad y la justicia. Para lo que el
pueblo les da dinero para pagar los salarios, de los servidores públicos que
sean necesarios para tales funciones.
Curiosamente, hay una deontología
profesional en la que se debería fundamentar el servicio público: Servir y
proteger a quien te paga, como hacen los abogados sin importarles si son
culpables o inocentes, cuanto más culpables sólo tienen que pagar más, para
encontrar al abogado o juez que les crea inocentes.
Con personas trabajando de
funcionarios, esto haría que sirviesen y defendiesen al pueblo, por encima de
quienes les dan el dinero: Gobierno, sus poderes y quienes tienen capacidad de
tomar decisiones.
Pero cuando es la cobardía y la
corrupción moral las que gobiernan, obviamente, no puedes darles el dinero a
quienes saben al menos que existe la dignidad, por lo que son personas. Tienes que
dárselo a la gente que ignorando la dignidad y sus funciones, se dedica a hacer
lo que se les ordena, sin pensar quién les paga y agradeciendo sólo a quien les
da el dinero por hacer lo que se les dice, sin preguntar, sin pensar y sin
mirar la Justicia de lo que realizan.
Es esta forma de actuar, la que nos ha
traído a ignorar lo que enseñan los Conceptos, que nuestros primeros congéneres
establecieron como valores y principios de convivencia con el Universo y por
tanto entre nosotros.
Hemos olvidado lo que significa estar
en el Poder, que es la responsabilidad de defender y proteger a lo débil, consiguiendo
una convivencia en paz de todas las diferencias, que sólo puede conseguirse por
medio del establecimiento de: Verdad, Dignidad y Justicia.
Porque no hay igualdad en ser lo
mismo, sino entre lo diferente.
Porque no hay fortaleza donde lo débil
está desprotegido.
Porque no hay Poder, donde hay que
crear la necesidad, para prestar ayuda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario