Nos saludábamos con: “Hola hermano”, “Que
Dios sea contigo”, “Namaste”, buscadores de una Humanidad que manifestase lo
que somos.
Tantos Conceptos que llegarían a un
nuevo ahora, que construiríamos y crearíamos. Que la inmensidad del Océano, nos
asustó.
Nuestro cuerpo permanece inmóvil en la
orilla, en la playa, temiendo el oleaje, la inmensidad de las aguas que no
vemos su final.
Olvidando que no hay agua, si no es
sustentada por la tierra, que no habría océano si no estuviese contenida su
agua por la tierra.
Somos los que viven en ese cuerpo,
pequeño y frágil que sustenta, que protege, que contiene la Inmensidad.
Somos los que tenemos que dar vida a
esa Inmensidad, que no puede vivir si nos quedamos en la orilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario