Son frases, que nos conmueven, aquella
humanidad perdida en nuestro interior inexplorado o que desterramos lejos de nuestra
conciencia, para conmovernos al leerlas, sin apenas profundizar por el dolor que sentimos viviendo tan lejos de ellas.
Todos sabemos lo que significa amistad:
Que nos respeten, que nos ayuden, que estén cuando los necesitamos y que nos
digan lo que queremos oír, pues hemos perdido en nuestra mayoría la capacidad
de escuchar.
Sinceridad, es poder decir lo que
pensamos, sin importar si dañamos o ayudamos, pues lo importante es la libertad
de expresar lo que pensamos, sin importar lo que provocamos en quien oye lo que
decimos.
Verdad, significa que lo que decimos
es verdad si está de acuerdo con lo que pensamos o creemos, pero que es mentira
si los demás no nos demuestran que tienen razón en lo que dicen, no porque sea
cierto, sino porque nosotros seamos convencidos de que es así.
Todos conocemos la dualidad, todos
hemos leído u oído que son las dos mitades de algo, que son opuestas una de la
otra, sólo cuando se comparan sus aspectos, que una es Yin y la otra Yang, que
una es mentira y la otra verdad, bueno y malo.
La dificultad nos viene cuando miramos
lo nuestro y cuando lo hacemos con lo ajeno. Pues la percepción que tenemos de
lo que significan las palabras, cambia cuando es aplicado a los demás o a
nosotros.
Nadie está en posesión de la Verdad,
nadie es la Amistad, nadie practica la Sinceridad. En su Realidad, no
pertenecen al mundo dual, por lo que ambas mitades no adquieren polaridad, al no
haber algo externo que las compare.
Pero hay un koan, en la que el
Maestro, señala la Luna Llena con su dedo.
El discípulo, se postra, agradece al
Maestro su enseñanza y se marcha a enseñar la verdad, que había recibido del
Maestro: La Luna Llena.
El Zen es engañoso, si alguien
pregunta por la Verdad, cuando el Maestro muestra la Verdad, señalándola o
explicándola, el buen discípulo, cierra su boca, se esfuerza cien o mil veces
más, pues sabe de su ignorancia. Mientras agradece, ser escaldado, ser golpeado
o insultado, pues agradece al Maestro que finalmente no sea necesario, que le
señale la Verdad, ni se burle de él explicándosela.
La Verdad que se nos explica, es
Verdad, no hay engaño o intento de mentirnos: La Luna Llena es Verdad, el dedo
no ha mentido y tampoco el Maestro. Pero es una Verdad que no es Correcta,
según el budismo.
El discípulo ha entendido y
comprendido la Verdad, pero la Verdad recibida, es Mentira, está equivocada,
porque no era el momento correcto de serle explicada o señalada.
La Verdad, no necesita explicación, ni
ser entendida, pero sería una Realidad que no podríamos vivir, que no podríamos
aprender de Ella, que nos impediría evolucionar e incluso poder amar. Es lo
mismo que la Amistad, ser uno con otra persona, impide que haya dos amigos o
amigas, impide en general que pueda expresarse por un número, en cantidad,
calidad o por quien es sentida.
Esa dificultad en poder expresar lo
que son esas palabras, en espíritu e incluso en su significado, es lo que hace
a veces que un Maestro responda con frases adecuadas para quien pregunta, para
la situación, desde la capacidad que el discípulo concede al Maestro para
hacerlo.
El Maestro sólo extiende su dedo,
señala al Vacío, desde el Vacío de su Ser, de su dedo, y es el discípulo quien
ve la Luna Llena, y es lo que ve el discípulo lo que determinará la Verdad del
Maestro.
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