Independientemente del número de
dioses aceptados y de sus nombres, hay un Dios que incluye y absorbe a todos
los demás.
Pero son dioses con un nombre, incluso
el que les concede el nombre genérico de dioses, ese Dios contemplado y
conceptualizado como Absoluto.
Pero hay un Dios Abstracto, que
también puede definirse y darle una entidad, que podría parecer que podemos
darle el Ser, que damos a Dios o al Dios de nuestras creencias. Pero sería la
Abstracción del Concepto, donde veríamos, pensaríamos y trataríamos de
comprender: qué conlleva un Dios, que fuese Absoluto, sin Principio y sin
Final.
Obviamente sólo podría existir como
Concepto, pues no habría nada ni fuera ni dentro que percibiera su totalidad o
sus partes. Algo que solamente es posible cuando entramos en la Dualidad.
No habría una Religión que le adorase
o le concediese y determinase los atributos que Dios tiene.
Por lo que su única Religión, a
quienes percibimos y existimos en la Dualidad, seriamos nosotros mismos. No lo
que consideramos ser, sino cada una de las individualidades que integran lo que
somos y las individualidades que nos integran, hasta alcanzar la Fuente de lo
Absoluto, donde toda percepción desaparece y queda el Amor como Naturaleza de
ese Dios que no puede sino ser, la integración en el Uno de toda la diversidad.
Soñamos con llegar a un Paraíso, a ser
integrados por mandato divino en el Ser, creemos que habrá un final en el cuál
el bien y el mal se separarán eternamente, creemos que somos la respiración de
ese Dios, que exhala el Universo e inhala el Universo de regreso a Él, creemos
que hay que tener una vida y una actuación que permita que ese Dios nos
recompense con un lugar idílico donde podamos ser eternamente felices.
Cada creencia, cada religión, cada
filosofía, nos dice los resultados de la inversión de nuestras vidas en unos
modelos y formas de vivir. Nos hablan de que debemos erradicar el mal y
practicar el bien para alcanzar la felicidad.
Pero la Eterna Felicidad, sólo es
posible en el Dios de nuestros sueños, en el Dios sin Nombre e Innombrable, el
que hace que seamos nosotros los que le damos existencia, los que creamos la
Religión donde ponerle como Guía: Aceptando ser Uno con cuantos Universos han
existido, existen o existirán. En una Humanidad que trasciende la
individualidad, que trasciende la separación que permite que lo Absoluto sea posible
en la Diversidad.
Parecerá un contrasentido, pero
Shakyamuni lo llamó Vacío, que sería la Naturaleza de Buda, que siendo Todo y
acogiendo la Existencia y el Amor en un Sí Mismo imposible, no puede percibir
la Existencia de algo, no puede encontrar algo que amar, ni tan siquiera a
Buda.
Por lo que: Siendo
un Todo Absoluto en Uno, trasciende toda Dualidad.
Por lo que: Siendo un Todo Absoluto en
Uno, no puede percibir y no hay algo interior o exterior que pueda percibirlo o
ser percibido.
Por lo que: Siendo un Todo Absoluto en
Uno, somos las individualidades creadoras de la dualidad, las que debemos crear
al Uno que pueda ser Dios, sin poder tener un nombre, sin poder tener o no
tener existencia.
Porque siendo Absoluto, es el
Infinitivo y el Nombre de Todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario