La Meditación, la Contemplación, se ha
usado en casi todos los métodos de desarrollo personal, en la búsqueda de
mejorar en lo que somos, en lo que hacemos, en nuestro vivir.
Muchas personas encuentran la paz,
otras la felicidad, otras la atención, otras algún poder que perseguían, otras
pasan los años sin encontrar lo que buscaban, sin ver lo que han encontrado.
Pero todos tenemos que llegar a la
galantería, a la buena educación, a saber, que, si nosotros nos sentamos a
meditar, la Meditación tiene que permanecer de pie, al estar ocupando su lugar,
su espacio.
Necesitamos olvidar: que tenemos
alguien a quien sentar, que somos quien necesita meditar para conseguir lo que
busca, olvidar al buscador.
Pero no podemos levantarnos, la
Meditación no puede sentarse en Soledad, tampoco si alguien ocupa su lugar.
Debemos permanecer sentados meditando,
hasta que dejamos el sitio, el asiento, el cojín, el zafu, a la Meditación.
Mientras veamos, percibamos o sintamos
que hemos logrado algo, que no hemos logrado nada, que no conseguimos lo que
con tanto esfuerzo buscamos, la Meditación permanecerá fiel a nosotros, de pie
a nuestro lado, ofreciéndonos todo lo que deseamos y que ya tenemos sin
saberlo.
Es en algún momento cuando sólo la
Meditación permanece sentada, cuando podremos encontrar la felicidad, por no
encontrar nada.
Y es que el buscador, lo es por no
haber encontrado. El meditador, obviamente no confía en la Meditación. El zafu,
no se siente generoso en nuestra búsqueda, por ponerle un culo encima.
Y es que cuando se sienta la
Meditación, sólo queda el zafu.