No pretendo molestaros

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Yui Shin

miércoles, 9 de marzo de 2022

EL MAESTRO A MIS PIES

           En general siempre me he considerado una persona afortunada, no porque siempre me haya ido bien según creemos que debemos vivir, sino porque siempre he podido continuar, y he salido en el último momento de situaciones que no habría salido yo solo.

          La Vida me ha dado cuanto he necesitado, en parte porque pocas veces he pedido más de lo que me daba. He sido afortunado en mis estudios, pocos, pero buenos; he sido afortunado en mi trabajo, he ascendido en todos los lugares donde trabaje y a veces gané mucho dinero, por poco tiempo, pero no fue la Vida la que determinó que dejase de ganarlo, sino yo quien se marchó a vivir a otros lugares, a otras culturas; fui afortunado con mi familia, había de todo, por lo que pude aprender de todos, muchas visiones de la vida.

          Pero quizás la persona que me permitió conocerme, no por imitación o memorizando sus opiniones o conocimientos, sino por llevarme a amarme a mí mismo, sin mirar o pensar en qué o cómo soy, fue a quien acepté como Maestro, a quien considero y será mi Único Maestro.

          Escribo que sólo hay un Maestro que es la Vida, pero el Concepto, la Mente y el Corazón, a veces le dan nombres diferentes, incluso dan el nombre a formas que toma la Vida.

          Me sorprende y a veces no llego a entender la gran diferencia que hay en el uso de la palabra Maestro entre oriente y occidente, pues son entendimientos contrapuestos, el Yin y el Yang, en su definición.

          Entender la diferencia entre la enseñanza: Conocimiento, técnica, religiosa, del alma o espiritual, de un maestro y lo que se puede esperar de un Maestro, que por Sabiduría, tiene que asegurarse de no enseñarnos su conocimiento, sino que aseguremos y desarrollemos el nuestro.

          Afortunadamente, una vez más, mi Maestro no sabía apenas inglés, que era la lengua en la que tenía que expresarme en esos años. Él hablaba japonés, que yo no entendía en absoluto.

          Sus charlas en japonés, debido al gran número de extranjeros, estaban salpicadas de palabras o frases en inglés. Una charla sobre el Dharma, sobre la Vida, sobre lo Absoluto de Buda, o sobre la vida, experiencias, historias y koans de los Maestros Zen, no es fácil incluso para japoneses eruditos, menos para un japonés de a pie, y complicada de entender para un extranjero desde unas pocas frases, o de lo que recordaba y había entendido un traductor.

          Pero uno de los puntos fuertes del Budismo y con ello del Zen, es la Gran Duda, que es buscar los infinitos caminos de cada palabra o silencio, que llevan a su Naturaleza como Vida.

          Le desobedecí, le llevé la contraria, no le hice caso, creí que se equivocaba, que era un charlatán, que decía cosas sin sentido para impresionarnos, hay tantas cosas en la mente, cuando apenas entiendes lo que se habla a tu alrededor, cuando sólo estás tú y todos los demás eran japoneses, que no se atrevían a hablar en inglés contigo.

          Pero siempre fue mi Maestro, nunca ni en los momentos de las dudas profundas, dejó de serlo.

          Hoy vemos que alguien habla de la vida y de cosas que ha hecho alguien y pierde toda la Dignidad y respeto para nosotros.

          No sé si era un charlatán, un buen vendedor, ni si era su vida como nos contaba o pedía que fuera la nuestra, pero algo sí tengo seguro, no importa lo que él fuera, lo que puedan contar de su vida, incluso si es cierto, Él seguirá siendo mi Maestro.

          Como digo con profundo respeto, Él ha sido la única persona que no me enseñó nada. La persona que más se burló de mi ego, haciendo que me enfadase, que me sintiese mal. Pero ante quien elegimos como Maestro, sólo cabe mantenerse postrado, porque es el espejo que hemos elegido para contemplar nuestra Creación, el recipiente que hemos elegido para depositar y abandonar nuestro ego.

          El único Maestro al que enseña el discípulo, es al que hay en él mismo.

          El Único discípulo que enseña y necesita el Maestro es Él mismo.

          Porque el significado de cada palabra, cada silencio, cada frase es aquél que nosotros aprendemos y convertimos en lo que somos.



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