Me pregunto, cuántos de nosotros al
ser preguntados por la Vida, por Dios, por la Verdad, por el Amor, por la
música del Universo o la poesía de cada instante de la Vida, con total
sinceridad podríamos dar esa respuesta.
Porque esa respuesta no sólo es válida
para los demás, sino para nuestro cuerpo, para ese que creemos o percibimos
ser, a ese que resignada y humildemente vive nuestra vida, esa vida que creamos
para él.
Cuando le preguntaron a Shakyamuni: ¿Qué
es Buda?, respondió Todo, tú.
Cuando le preguntaron a Jesús por el
Padre, respondió: El Padre y cualquier yo somos Uno.
Nosotros nos preguntamos: ¿Quién soy?,
¿Qué soy?, ¿Qué es el Amor?, ¿Qué es el Universo?, ¿Qué es la Vida?, ¿Qué es
Dios?, porque no hemos leído al pobre Gustavo, ni a Shakyamuni, ni a Jesús, ni
a tantos mensajeros como la Vida nos ha mandado con la respuesta a nuestras preguntas:
¿Cuál es la pregunta?, ¿cuál es la respuesta?, dices mientras clavas tu duda,
en el corazón, ¿Y tú me lo preguntas?, la respuesta a cualquier pregunta …,
eres tú.
Preguntamos por la falta de Humanidad,
por la guerra, por la ambición, por la envidia, por tantas cosas que nos
impiden vivir con el corazón, esperando, con la esperanza de obtener una
respuesta, que nos dé la tranquilidad de que son las circunstancias, el destino,
el karma de los demás, poderes o el mismísimo Mal.
Pero las lágrimas de la Vida, ante nuestras
preguntas, tratan de lavar nuestra ignorancia, nuestra ceguera ante lo repetido
tantas veces por quienes han escuchado la voz, la poesía en el sonido de la
Vida, por quienes aprendieron que Vida, Poesía y Amor, eres Tú, ese tú que es
también aquello que creemos ser.
Somos la Vida y la Muerte, somos el Amor y la Indiferencia, somos el Yo y los Demás, porque ese tú del poeta, no tiene más yo que el del que lee atentamente la poesía de la Vida.
¿Quién escribe
estas palabras?, dices mientras clavas, en ellas tu pupila. ¿Qué es poesía? ¿Y
tú me lo preguntas? Quien escribe y es Poesía... eres tú.
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