El dedo, el pie, no deja de dolernos,
sin permitirnos pensar en otra cosa. No obstante vamos a que nos miren el daño,
a pesar de todo el cuerpo que queda perfectamente, cuidando de que no se
gangrene y tengan que cortarnos el pie a la altura del cuello.
Es curioso, o al menos lo es para mí,
que cuando leo recetas y soluciones para nuestra vida, sea que no hay que
preocuparse y ni tan siquiera ocuparse de nuestros enemigos: el cuerpo y la
mente, que nos impiden nuestra vida espiritual en la eterna felicidad, carente
de enfermedad y problemas.
Cualquier problema o conflicto,
cualquier deseo o satisfacción destruida en nuestra vida dual, carece de
importancia en lo Absoluto, en el Espíritu, donde estos problemas son
inexistentes, porque no existimos, porque ha desaparecido el yo, la dualidad y
no hay algo en lo que se manifieste el problema.
Hemos asfaltado las carreteras y las
calles, hemos ajardinado los bosques o cortado los árboles, y a pesar de ello
seguimos tropezando y perdiendo uñas, a pesar de que no hay sitios donde
tropezar.
Cuando se trata de alcanzar la paz
espiritual o la que es más de cada día la de la mente, lo tenemos que hacer con
el pobre cuerpo, al que alimentamos con lo que no le conviene, le hacemos
trabajar cuando no hay nada que hacer y le tenemos como esclavo, para
satisfacer nuestros deseos o realizar nuestras venganzas.
Le sentamos, le martirizamos obligándole a
estarse quieto, a aguantar el dolor de espalda y rodillas, y a aguantarse la
sed o las ganas de ir al baño, si hemos decidido estar un tiempo meditando para
alcanzar la paz, por medio de castigar y hacer sufrir al cuerpo.
Si conseguimos algo de paz, le negamos
su utilidad, le decimos que es un sueño o simplemente, le usamos para comer,
beber, cagar y mear, aparte de satisfacernos emocional y mentalmente por la
relación con lo que nos rodea.
Me pregunto si podría disfrutar de un
buen abrazo, sin el cuerpo. Obviamente está el amor y satisfacción tántricos,
que no necesitaría el contacto físico, pero me pregunto, sin el cuerpo, dónde sentiría
el amor, y sin cabeza dónde pondría la mente, o si podría pensar sin cerebro.
Y es que cuando leo o escucho, acerca
de que las cosas duales no existen o son un sueño, que no tienen importancia,
porque en lo Absoluto, en la Vida, no existe un yo que pueda percibir esas cosas.
Que todo ello pertenece a la matrix, un lugar que es como si fuésemos producto
del programa informático de la Vida o de Dios, donde juegan pero realmente no
tenemos nosotros problemas o sufrimiento, porque somos el Juego de la Vida,
donde todo es irreal, y no existimos porque no tenemos yo y por tanto un ego
que sufra.
No he leído mucho, tampoco he dado
vueltas o me vuelvo loco por estudiar filosofías o lo que dicen los eruditos o
científicos.
Como os he contado repetidamente, sólo
he leído unos cuantos libros, la mayoría en inglés con un diccionario, y las
traducciones de lo que hablaba mi Maestro y lo poco que Él me explicaba en inglés
o podía entender directamente por ser frases repetidas a diario.
Pero cuando leo lo del pastor que
dejaba el rebaño y se iba a buscar la oveja perdida, o la no existencia del ego
de un príncipe o que todo es irreal, nunca he encontrado la exclusión de algún
Universo o nivel de existencia.
Tampoco he entendido que hay algo que
no existe en lo Absoluto.
Tampoco entiendo que el que me queden
más uñas y todo el resto del cuerpo, no pueda sufrir con el dolor o tenga que
mirar lo que me queda sano. Menos aún el no prestarle la suficiente atención a
la uña, porque es pequeña o innecesaria, para que no se gangrene el cuerpo
entero.
La Dualidad, no es algo Irreal o
Inexistente. Nuestro cuerpo y mente, obviamente no son el espíritu, pero son
los únicos que lo buscan y pueden encontrar. Mi ojo nunca se ha rascado cuando
tiene picor, pide ayuda a la mano, a la manga de la ropa o a cualquier cosa que
no sea ojo para rascarse y aliviar la picazón.
Cuando usamos grandes frases, cuando
leemos grandes frases, no debemos olvidar que Absoluto, significa que no sobra
nada, que no hay algo que quede fuera o esté excluido.
Rinzai decía que: Una pregunta realizada
desde la dualidad, debe ser respondida desde lo Absoluto. Una pregunta acerca de
lo Absoluto debe ser respondida desde la Dualidad.
La armonización de los opuestos, su
equilibrio, su manifestación como Uno, no puede ser obviada. Mezclar las
explicaciones de ambos Conceptos, o discriminar uno sobre el otro, sólo lleva
al error.
A veces cuando alguien se inclina a un
lado u otro, se carga más en el alto para equilibrarlo. Es algo que hacen los
Maestros en sus explicaciones, pero creer que es la letra o las palabras, lo
que debemos entender, es menospreciar sus palabras.
No es el yo, el ego, la mente o el
deseo los que son nuestros enemigos, sino su uso incorrecto, por: Ocasión,
momento, lugar o en el Concepto equivocado.
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