No pretendo molestaros

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Yui Shin

domingo, 15 de mayo de 2022

SI TE DUELE, ….

          A veces, mi Maestro, cuando íbamos apesadumbrados por algo. Una enfermedad, una circunstancia, un dolor, unas noticias, su respuesta era de la mayor simpleza: “Córtate la cabeza, si te duele. Déjalo, abandónalo, los problemas solamente emergen en lo que tenemos”. Siendo esta mi traducción, sus palabras eran más directas, más simples, que hacían estallar nuestras mentes lógicas.

           ¿Qué clase de ignorante, de burro, de persona sin sentimientos puede decirme, que con este dolor inaguantable de cabeza que tengo, la solución es cortármela?

          Es increíble, que puedas pasarte años escuchando estas gilipolleces y seguir aguantándolo, sin que se te ocurra por supuesto probar los consejos.

          Publicó Lucía hace tiempo un comentario, no sé por qué, me han venido a la memoria estos consejos, que no recomiendo llevar a la práctica literalmente, pero sí escucharlos desde lo más profundo de nuestros corazones.

          “Comentando acerca de la existencia de un ego ínfimo. Cuando el ego transciende, el amor incondicional ocupa su lugar. Es pureza y consciencia, donde nada perturba tu equilibrio, tu paz. Aceptas todo, porque todo tiene su razón de ser, pero sin juzgarlo. Fluyes en respeto y consciencia. El sufrimiento deja de serlo, ya que sólo está en el ego. Todo pasa a Ser, sin más”.

           Aparentemente son dos comentarios inconexos, la burrez de mi Maestro, y una explicación acerca de la pérdida del ego, o al menos llegar cerca de conseguirlo.

          Tratamos de abandonar el ego que se apega a las cosas, por medio del desapego.

          Pero mientras exista un yo que trata de desapegarse, la opción de perder el ego es la de perder el yo, conservando el ego que no puede percibirse a sí mismo.

          Porque, la opción de que el Amor ocupe el lugar de algo, puede dejar el que nos perturbemos, puede llevarnos a la armonía, a dejar de sufrir, a que aceptemos lo que Es.

          Estamos siendo la cabeza donde reside el dolor, ese ego que ha sido trascendido por algo que hemos dejado de percibir, porque seguimos siendo el “yo”, que trasciende, se une, deja de sufrir o sigue sufriendo, seguimos siendo el que está en equilibrio y en paz con lo demás.

          Ese abandonar lo que tenemos y lo que somos, para que no exista un lugar donde algo pueda asentarse, es el Vacío donde Todo se manifiesta sin llegar a Ser, pues no puede haber algo que sea.

          No puede haber un dolor de cabeza donde no hay cabeza.

          Algo tan simple, como recordar que Shakyamuni dice que no hay algo que pueda ser llamado ego. Nuestro esfuerzo por trascenderlo, incluso el trascenderlo, es lo que le da existencia.

          Pero en Zen para saber que nunca ha existido, que nunca existirá algo llamado ego. Que realmente Todo cuanto existe es Vacío, primero hay que ser Todo, hay que trascender el ego y cabalgar en él durante vidas inconmensurables.

          Tenemos que aceptar dolores de cabeza durante muchas vidas, para encontrar que nunca hubo cabeza, donde un dolor inexistente pudiese existir.

Recuerdo que llegó una muchacha americana o alemana, no recuerdo bien. Salió a ver los alrededores de Bukkokuji, y se torció el pie. Cuando llorando fue al Maestro, este le dijo que el problema se solucionaría cortando el pie. Desesperada, enfadada, sintiendo rabia, comenzó a llorar inconsolablemente y me tocó hablar con ella. Quería marcharse a dormir a un hotel y regresar a casa. Mientras el Maestro buscaba la forma de aliviar el problema. Tras explicarle lo que había entendido, finalmente pasó varios meses con nosotros, y regresó a casa llorando al despedirse del Maestro.

A veces deberíamos agradecer ese ser imperfecto, que permite que pueda existir el ego, que deseamos cortar.



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