Obviamente hay que preguntarse si soy
el que vive, el que muere, el que está vivo o el que está muerto.
No, no he conseguido encontrar una
respuesta, he encontrado demasiadas, para que alguna sea la definitiva.
Estoy seguro de que si no muriese en
cada ahora, no podría nacer en el nuevo. Pero realmente sólo puedo vivir en el
ahora en el que estoy vivo, porque el anterior ya no está.
Lo que me desconcierta es, que si el
del ahora anterior al mío, hubiese muerto realmente, yo no habría podido nacer,
pues mi lugar estaría ocupado por él.
Llevo casi 75 años naciendo y
muriendo, y el que nace no es el que murió, pero el que murió no podía ser el
recién nacido que le creó.
Ninguno de ellos, ha existido
conociendo el tiempo, por lo que yo sólo sería sus recuerdos, envejeciendo en
cada nacimiento, rejuveneciendo al tener cada ahora un ahora menos.
Y es que decimos que la Vida es
Eterna, y en cambio todo está muriendo en su Impermanencia, en su existencia en
el Ahora Eterno, en el que no hay tiempo.
Pero nada podría renacer o tan
siquiera nacer, si realmente la Muerte estuviese muerta. Porque sería la
ausencia de la Vida, no simplemente serían el Yang de la Muerte o el Yin de la
Vida.
Porque todo lo que muere, se
descompone en sus partes integrantes de la individualidad. Y no hay consciencia
de que alguna de esas individualidades en la que se descompone, esté muerta.
Todas ellas gozan de la Vida, siendo su manifestación.
Quizás por ello, he dejado de
preguntarme y estrujarme el cerebro, para saber si estoy vivo, si estoy muerto,
o lo que seré cuando me muera.
Prefiero no saber nada, vivir en la
Ignorancia, satisfecho sólo con Ser Vida.
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