Es maravilloso, dejar al cuidado de la tierra y de los elementos una pequeña semilla, una planta con apenas dos hojas.
Pasadas unas semanas o unos meses, cuando
vas a verlas te sorprende el cambio que han tenido.
Generalmente nos sentimos orgullosos,
de ver que nos hemos convertido en granjeros o jardineros, que nuestros
cuidados han convertido a la pequeña semilla o a aquella pequeña planta, en tu
alimento.
Pero a veces mi duda es si debo
sentirme orgulloso de ser granjero o jardinero, o simplemente sentir gratitud
por la semilla, la tierra y los elementos.
Alguien colocó una semilla en el
Espacio Vacío, y crecieron Universos, apenas dedicó unos días, pues al séptimo
dejó sola a la semilla, confiando en su responsabilidad en convertirse en
Universo.
Hay que confiar ciegamente en algo,
para que la semilla dé el fruto que se espera de ella.
Porque el poner la semilla,
simplemente crece cuando crece y no lo hace si no germina y se esfuerza por
crecer, a veces simplemente hay que cuidar no de la semilla, sino nuestra
responsabilidad al plantarla.
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