No pretendo molestaros

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Yui Shin

domingo, 23 de abril de 2023

TROPEZANDO EN LA MISMA PIEDRA

          Era el siglo XI, cuando un siervo, llamado Rodrigo Díaz de Vivar, era desterrado por preguntar a quien quería ser su rey, si era digno de que le sirviera: No teniendo nada que ver con la muerte a traición de su hermano el rey Sancho y rey de Rodrigo.

          Incluso una persona sin estudios como yo, conoce que es un poema, que no es histórico.

          Pero cuando un pueblo inculto, desarrolla su carácter y personalidad, es más importante la leyenda que la historia. Un vasallo es desterrado, por preguntar al poderoso, al gobernante, dudando o tratando de comprobar, que era digno del poder que quería ejercer.

          Historia o leyenda, el resto de siervos, callaron, guardaron silencio y sus dudas, para no recibir castigo y sí en cambio recompensa por su silencio.

          Leyenda o historia, es lo que lleva a un pueblo a existir en la cobardía, un poder cobarde que abusa y viola al pueblo indefenso, y un pueblo cobarde que ejecuta lo que se les dice, o calla cuando es abusado y violado.

          Un Poder sin Dignidad, gobierna desde la cobardía, lo que le obliga a amenazar, castigar, extorsionar y obligar al pueblo al silencio, perdido en su indefensión, nacida de la cobardía de su silencio.

          Los casos históricos de corrupción, abusos y violaciones realizados por el poder, crearían una biblioteca en la que no se podrían acoger los libros necesarios para redactarlos, sin repetir ni uno solo.

          La mujer, los niños, los animales, el medio ambiente, han sido las víctimas propiciatorias. Cualquiera es mas fuerte y poderoso que ellos. Lo que ha hecho que sean las víctimas propiciatorias de cualquiera, al ser los eslabones más débiles de una sociedad, cobarde y corrupta.

          Las Leyes, gracias a su enrevesamiento al ser redactadas, pueden ser usadas para eliminar a quien molesta o proteger a quien interesa. Deberían servir para proteger y defender la Justicia, la Verdad y la Dignidad. Pero demasiadas veces, son usadas para proteger: La delincuencia, los abusos, las violaciones y los intereses del poder, de cualquier tipo e índole.

          Delincuentes denunciados cientos de veces, que siguen atemorizando a los ciudadanos. Ocupas, protegidos por la Ley que pueden destrozar la vida de un ciudadano honrado que ha ido a la compra. Organizaciones que obtienen beneficios fuera de la Ley, defendidos por retorcedores de la Ley y declarados inocentes por los Jueces, cuantas veces sean denunciados y lleguen a ser procesados. Ciudadanos que viven atemorizados por la sociedad que el poder desarrolla, y que sólo encuentra la protección que el poder les ofrece por la delincuencia, abusadores y violadores, que permite en las calles, para guardar la viña por el miedo ciudadano.

          Porque una sociedad con Dignidad, no necesitaría un Poder que la gobernase, sino una Administración, que administrase correctamente los bienes públicos, que repartiese equitativamente el dinero de los ciudadanos para pagar los gastos generales de los servicios que recibe, con servidores públicos que sepan y respeten quién les paga por su trabajo o servicio.

          Diez siglos han pasado, y quien pide Justicia, es desterrado de la sociedad, porque no guarda silencio, porque pregunta si el Poder de Gobierno, tiene Dignidad para gobernar y servir a una sociedad, que sólo necesita ser dirigida a una convivencia de Dignidad, que permita ser justos, una Dignidad que permita que la sociedad trate de vivir en la Verdad, no sólo la propia, sino respetando la ajena.

          Porque no hay respeto ni Justicia, cuando se Gobierna desde la Indignidad y un pueblo es atemorizado por la delincuencia propia y ajena, nacida de su cobardía.



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