“En la India
había una vez un rey que creía en una religión que cultivaba todo tipo de
prácticas ascéticas. Mientras que en el Buddhadharma lo tenían ‘fácil’, porque
ellos no practicaban de esa manera. El rey de ese país les dijo a los
discípulos del Buddha, “Si las prácticas ascéticas que estos no-budistas
cultivan no ponen fin a sus aflicciones. Vosotros que sois tan despreocupados, ¿Cómo
podríais cortar, tan siquiera la aflicción de vuestros pensamientos de deseo
sexual?”.
Uno de los
Maestros, contestó al rey: ‘Suponga que coge a un hombre condenado a la
ejecución, y le dice ‘Tome este cuenco de aceite y llévelo en sus dos manos
mientras baja la carretera. Si no derrama una sola gota, le soltaré cuando
vuelva.’ Envíe unas bellas mujeres a la carretera para cantar y tocar sus
instrumentos donde el hombre está caminando con su cuenco de aceite. Si derrama
algo de aceite, le ejecutaría. Pero si no derrama una sola gota, ¿qué cree que
le contestaría si le preguntase que qué ha visto en la carretera?’
El rey del país
lo hizo, enviando a un condenado. El condenado hizo lo que se le dijo. Salió a
la carretera, y regresó sin derramar una gota. El rey le preguntó, ‘¿Qué viste
en la carretera?’ El condenado dijo, ‘Nada absolutamente. Sólo miré el aceite
para evitar que se derramase. No vi ni escuché nada en absoluto.’
El rey le
preguntó al Maestro “¿Cuál es el principio aquí?’ El Maestro respondió, ‘El
hombre condenado es como el novicio que ha abandonado la vida del hogar. Ambos
ven la cuestión del Nacimiento y la Muerte como demasiado importante para perder
tiempo en pensamientos de deseo sexual, [la aflicción más peligrosa para los
ascetas].
¿Por qué no
puede la gente cortar con sus aflicciones? Porque no entienden el Nacimiento y
la Muerte. No se dan cuenta de cuán grande es la importancia de este asunto,
por tanto, no tienen una mente única en su determinación de trascenderlo]’”
Maestro Hsuan Hua/77: 78-79
Donde el vivir es satisfacer nuestros deseos,
la diversión, el poseer cuanto deseamos por encima de lo necesario, y
simplemente manifestar la Vida como reflejo de nuestro ego y ambición.
Olvidados de que siendo la Vida Una, lo que creamos es lo que poseemos, lo que
tenemos. La pobreza social, el sufrimiento, no importa si lo vemos ahora, pero
tarde o temprano, la piedra lanzada a las alturas, caerá sobre nuestra cabeza.
La enseñanza del Buddhadharma, es que
todo es Buda. Todo es Dios o Dios es Todo. El dolor de cabeza afecta a los pies,
a las emociones, al pensamiento y la mente. Al igual que las emociones
dolorosas o de felicidad, o los pensamientos de un tipo, afecta a nuestro ser,
y lo que afecta a nuestro ser, afecta y determina nuestro Ser.
Todo lo que nace muere, todo lo que nace
se transforma, nuestra vida ahora, es nueva, recién creada, nunca antes ha
existido, pero no deja de ser lo que hemos creado con el ahora que ha muerto
transformado en el actual.
Decidimos nacer como humanos, en un
reino, en una sociedad que recibiría el nombre de Humanidad.
Ni tan siquiera hemos salido al
camino, ni hemos recibido el cuenco con el aceite, dedicados a bailar y
alegrarnos con el cantar y bailar de las mujeres o los hombres, que intentamos
poseer en nuestro vivir, para mantener la alegría.
La posesión, sólo puede llevarnos a la
muerte como humanos, pues somos Libertad y Libre Albedrío, sin poder ser
poseídos, o poseer algo sea diferente a lo que no podemos poseer: Nosotros
mismos.
Nacemos cada Ahora, pero vivir como
humanos, depende del cuidado que tengamos al caminar con el cuenco de Vida en
nuestras manos, derramarlo, impediría que viviéramos, conservarlo, nos permitiría
seguir manifestándonos como Vida.
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