M.Po- Acude en
su auxilio y pregunta si se ha hecho daño, sí, me he dado un golpe en la
rodilla, pero no es nada grave.
M.Po- Menos
mal, es que no mirabas por donde ibas.
P.S.- Me puse
una venda en los ojos, no quería ver.
M.Po- Te gusta
más la oscuridad que la luz.
P.S.- Quería
conocer la oscuridad.
M.Po- ¿Por
qué?, P.S.
P.S.- Para ser
como usted. No es difícil poner un pie después de otro, pero andar sin ver es
muy especial.
M.Po- Nunca me
pareció especial, sólo inevitable. No es mejor disfrutar del regalo de la vista
que tienes, en lugar de buscar la oscuridad que no te hace falta.
Miramos alrededor, contemplando cómo
se mueve el Universo, admirando lo grande, grandioso y continuo de su
movimiento y cambio.
Quizás la parte del Universo que nos
es más desconocida, es nuestro vivir. Estamos tan sumergidos, tan distraídos por
cuanto sucede por primera vez en nuestra vida, que tratamos de compararlo y
verlo repetido en otros momentos o en otras vidas.
¿Cómo es posible que alguien cuyos
ojos carecen de vista, camine tan erguido en la dirección correcta?
¿Cómo es posible que unos ojos ciegos,
nos digan todo aquello que no hemos visto?
El pequeño saltamontes está sumido en
la duda que nos corroe: ¿Por qué la vida de los demás es tan perfecta y la
nuestra no?
He caído una y otra vez, tratando de
sentir que mi vida se parece a la de alguien, que es mucho mejor. Pero sólo he
tenido un sin vivir, en el que el dolor de la cabeza, es inaguantable de tanto
pensar y en el de las piernas al caminar en un camino que no es el mío.
Para el ciego caminar en su luz, es
natural. Pero no podemos evitar que su luz, sea oscuridad para nosotros.
El Maestro Po, se sorprende de que
alguien joven, inocente, prefiera caminar en el camino de alguien en sus
últimos años de vida física, de un cuerpo ciego que sólo puede ver la belleza
que hay en él mismo. Pero cuando se ve la belleza, se cura la ceguera y puede
verse en todo, que es por lo que el Pequeño Saltamontes, se desespera: Cómo
puede caminar, con una vista perfecta, sin ver la belleza alrededor, sin ver
las flores del camino.
El Maestro Po, sorprendido le dice,
que vivir su vida, no ha sido una cuestión de luz u oscuridad, sino algo que es
inevitable.
Y le da un consejo que no es para ver
con los ojos, sino preparando los oídos, escucharlo del Maestro: ¿No es mejor,
disfrutar de tu vida, que tratar de vivir la de otro?
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