Un vendedor de
velas, con aspecto de mendigo entra, y le dice: Joven, por favor, vendo estas
velas que hice yo mismo.
El P.S., le
responde que tienen las que hacen ellos y que son mejores.
El vendedor se
retira, cabizbajo y sin apenas sostenerse, por lo que le ofrece comida.
El vendedor
vuelve la cabeza y con voz casi sin aliento, le dice que: Ya ha comido
maravillosamente ese día y que no necesita su comida.
El P.S. se
queda sorprendido por la respuesta. Le dice al Maestro Po, que entra en ese momento,
que el hombre estaba hambriento realmente.
¿No ha dicho
que había comido bien?, dijo el M. Po. No dijo la verdad, responde el P.S. el
hambre le debilita.
Tal vez su
deseo de Dignidad, sea mayor que la necesidad de alimento.
El P.S.
insiste: pero se ve que es pobre, es demasiado orgulloso.
Tal vez el
orgullo sea la única corona que le queda por llevar, responde el Maestro Po. No
le ayudarías más ofreciéndole primero respeto y después comida.
Hay tantas veces que cuidamos nuestra
relación con Dios, olvidando sus criaturas, su creación, que parece que nuestro
respeto es sólo lo que esperamos recibir de Él.
Nos sentimos orgullosos de lo que
hemos creado, culpando de los defectos a sus criaturas o a Él mismo.
Queremos que todo sea mejor y
diferente, pero que no nos cambien a nosotros, que somos perfectos o
simplemente carecemos de amor por nosotros mismos, criaturas de Dios.
Le ofrendamos a Dios, lo que
consideramos nuestro, por tanto, lo mejor. En lugar de devolver lo que no
necesitamos para que se lo dé a quien le hace falta.
Buscamos el agradecimiento y gratitud,
por lo que damos, sin preguntar si se necesita, sólo por ser como somos.
Pasando por la Vida como elefante en
cacharrería, destrozando cuanto nos han entregado para proteger, apreciando o
valorando, sólo lo que queremos y sin ser conscientes de tener suficiente con
lo que tenemos.
Mostrando nuestra grandeza, ayudando a
la miseria, hambre y pobreza que nosotros hemos creado.
No hay alimento para la Humanidad,
fuera del Amor, la Dignidad y el Respeto, no importa cuánta Vida y vidas de las
que nos son ofrecidas para mantener la nuestra usemos: Animales, plantas,
minerales, agua. Sus vidas nos son ofrecidas por ellos mismos, para mantener la
nuestra, para conseguir entre todos que nazca la Humanidad.
Pero seguimos encendiendo velas a
Dios, que hacemos con orgullo, para que ardan eternamente, fabricadas con
nuestra: Prepotencia, deseos, ambiciones, poder y como muestra que merecemos
obtener cuanto pedimos, que es natural que usemos cuanto deseamos para mostrar
nuestro poder, sin mirar lo que necesitamos.
Es natural que el Maestro ciego, pueda
ver lo que nosotros no vemos, tapados por nuestro ego.
Amor, Dignidad y Respeto, donde no hay
nada que dar, sólo ofrecer lo que somos. Primer paso para que el pequeño
saltamontes, pueda cruzar el océano caminando.
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