Cuántas películas enfrentan el bien y
el mal, con dos personas que han estudiado en un mismo centro, con los mismos
profesores, que incluso pertenecen a un mismo barrio y un estatus social.
Mismo círculo de amistades y mismos
sitios de distracción.
O cuando son los amigos en un centro,
que practican las mismas técnicas, son enseñados por un mismo Maestro, asisten
a las mismas clases, los mismos compañeros, que van juntos en los tiempos libres
y uno camina hacia lo negro y el otro hacia lo blanco.
No será que esas películas y libros,
nos quieren recordar que no es lo que recibimos lo que importa. Que no es lo
que nos dicen o enseñan, sino cómo lo entendemos y usamos lo que importa.
Tras 10 o 12 horas de Meditación
diarias, cuando alguno le preguntamos a mi Maestro si era el camino de la
Iluminación, nos enseñaba que lo importante era cuidar de que el primer paso
fuese en la dirección correcta, porque cuanto más se camina, si es en la
incorrecta más nos alejamos de la Meta.
El primer paso, determina el camino
elegido. Este puede ser largo, corto, de líneas quebradas o en círculos que
pueden ser concéntricos o en espiral. Lo que nos obliga a caminar incansables
continuamente sin desmayo o a veces con grandes problemas que nos permitan
pasar de un circulo al siguiente, en los concéntricos.
La Meditación es el sustrato, el agua,
que permite crecer lo que llevamos a ella.
El Maestro nos enseña lo que sabemos y
aprendemos, pues no puede entregarnos lo que es suyo: Su Conocimiento.
Todo su esfuerzo por encaminarnos en
la dirección correcta, es importante dentro de su inutilidad, porque a veces
puede cambiar nuestra decisión, ya que lo que prima o es más importante es
nuestra Libertad y Libre Albedrío.
Dios en su Sabiduría, nos concedió
esos dones. Nada puede obligar a alguien a ser bueno o malo, a hacer lo
correcto o lo incorrecto, a elegir el bien o el mal, esa es nuestra libertad de
elección y por tanto nuestra Responsabilidad personal y única que debe elegir
lo que encontramos en la Meditación o en las Enseñanzas del Maestro.
Cuando sentamos algo en la Meditación,
lo importante son los frutos que se producen. Una mala persona sentada en
Meditación, puede dar buenos frutos y se levantará siendo otra persona.
Un discípulo que parece aprender y
entender las enseñanzas de su Maestro, puede tratar de usarlas para el Mal,
pero lo que usará será el entendimiento de alguien que nunca ha sido discípulo.
La Duda Infinita, nos lleva a
interrogarnos continuamente a no dar por seguro algo, porque es lo que se
piensa. Sino a estar atentos a si realmente el paso que estamos dando, nos
llevará a la Meta que siendo la Correcta es a la que tratamos de llegar.
En la Dualidad, es debido a nuestra
Libertad por lo que existe el bien y el mal, para que podamos elegir la Vida en
la que deseamos existir.
En nuestro vivir experimentamos cielos
e infiernos, lo bueno y lo malo. Decidir lo que deseamos, señalará a la Vida el
Universo en el que debemos existir.
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