EL MUNDO FELIZ

          ¿Quién no desea ser respetado?

          ¿A quién no le gustaría vivir en paz y feliz?

          ¿Quién no desearía vivir con Justicia?

          ¿Quién no desea que le digan la Verdad?

          En un mundo donde pudiésemos vivir con respeto, paz, felicidad y Justicia, no sería necesario pedir dinero o riqueza, porque más que lo que nos corresponde, tendríamos lo que merecemos.

          La salud es algo que tampoco podemos controlar totalmente, pero sí que en nuestro vivir no crearíamos las circunstancias que favorecen la enfermedad, porque la felicidad siempre es una buena medicina.

          Habiendo respeto y Justicia, no habría guerras, rencores, venganzas o abusos. ¿Qué o a qué podríamos violar si nos respetamos a nosotros mismos y a los demás?, si todos respetamos: ¿Qué podría violar nuestra vida, derechos o cuerpo?

          Es el mundo y la vida que nos gusta a todos, pero no nos respetamos a nosotros mismos: Cuerpo, emociones, mente o espíritu, ni a los demás: Tierra y cuanto existe en Ella.

          Obviamente, si yo no cumplo con los requisitos necesarios para mí mismo y los demás, ese mundo, esa sociedad son imposibles.

          Obviamente sólo soy uno que no cumple, pero también soy el demás de todos ellos. Por eso cuando el yo no cumple viviendo con Dignidad y Verdad, conseguir el mínimo acercamiento a ese vivir es imposible.

          El entendimiento de Dignidad no es la venganza sobre el que nos falte al respeto, sino el respeto por nosotros mismos y por todo lo demás, sin discriminación. La Verdad, no está en el acierto de lo que algo es, sino en la manifestación de lo que hay en nuestro interior.

          Esto que hoy nos molesta tantas veces en nuestra sociedad, cuando nos dicen lo que piensan los demás, es el camino más simple, sencillo y corto para aprender y mejorar en lo que somos. No haciendo siempre lo que nos dicen, sino incorporando aquello en lo que tienen razón o pensamos que es mejor para nuestro desarrollo personal.

          Lo que ven los demás, es lo que nunca podremos ver nosotros, que nos lo muestren, siempre es de agradecer, no motivo para el enfado o la pérdida de nuestra autoestima, sino para aprender.