Se dice, que el ignorante cuando habla el Maestro, sigue viendo lo mismo que veía. Ni tan siquiera ve el dedo, las palabras que señalan a esa Mente Pura, donde el Maestro se sienta.
Los
principiantes, los discípulos menores, que esperan ver la luna que señala el
Maestro, sólo llegan a ver el dedo.
Sólo
algunos que escuchan, que se esfuerzan, invadidos por la Gran Duda, llegan a
ver el dedo, ven la Luna que señala el Maestro, pero sólo ven la Luna que ellos
ven, que siendo la misma que señala el Maestro, puede ser totalmente diferente.
Todos
los Maestros y los Grandes Discípulos, ven la misma Luna, a pesar de que cada
una parece diferente de las demás.
El
Maestro, incluso mirando el pájaro o el árbol que ve el ignorante, está mirando
y viendo la Luna.
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