No sólo Alá es grande, también lo es
cualquier Dios, que independientemente de su nombre y ritos, promueva el amor y
el respeto por la Creación.
Ningún creyente puede asesinar en su
nombre, ningún creyente puede fomentar el odio en su nombre, ningún creyente
puede limitar la libertad de quien vive justamente, en el Amor de Dios. Menos
aún decir que lo hace en nombre de Dios, alabar su grandeza y fomentar el odio
y el asesinato.
Desgraciadamente, no porque
desconozcamos lo que dicen los libros sagrados, sino por necesitar quién nos
diga lo que tenemos que entender.
Qué tiene que entender: “Ama al
prójimo como a ti mismo”, o entregarse al amor de Dios y llevarlo y darlo a
cuantos nos crucemos en el camino. Es algo que está en todas las religiones monoteístas,
cuando los dioses dejaron de ser guerreros y protectores tribales o reyes,
promoviendo y participando en las guerras de sus protegidos y mandándoles
asesinar a quienes no creyeran en él como único dios, alabándole y ofreciéndole
sacrificios.
Fuimos borregos entonces, guiados por
pastores y sacrificados por la grandeza de esos dioses. Desgraciadamente ha habido
iluminados, que han tratado de enseñarnos a respetarnos nosotros, como primer
paso para respetar todo lo demás, nuestros compañeros en el viaje del Universo.
Nos han dicho que Dios es Amor, sin
importar su nombre o los ritos que nos digan que hay que seguir. El templo de
Dios está en nuestro corazón y nuestras plegarias y rezos, están todos
contenidos en el Amor, sin discriminar, respetando y entregándonos al bien
Universal y su bienestar.
Nadie que asesine, puede hacerlo en Su
nombre, nadie que manifieste algo que no sea Amor, puede hacerlo en Su nombre,
sin importar por el nombre por el que le conocemos.
Sólo el mentiroso y el borrego, puede
blasfemar usando el nombre de Dios, para odiar o asesinar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario